Diario de León

Perfil | Eduardo López Sendino secretario general de la upl

Antilíder para la UPL

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ÁLVARO CABALLERO | LEÓN
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No tiene la vena populista de José María Rodríguez de Francisco, ni el atractivo vacilón de Joaquín Otero, ni el verbo de Javier Chamorro. Pero es que ahora «no hay que comprar votos ni dar discursos, sino que hay que poner orden, hacer una previsión de candidaturas y prepararse para agregar a colectivos», como analiza Alejandro Valderas, uno de los cargos del partido que más reforzado sale del congreso, después de que Juventudes haya dejado marcado a García Bayón para un posible salto a las Cortes. La encomienda que la UPL hace a Eduardo López Sendino (León, 1959), el líder menos carismático del partido en su historia. Un antilíder que hasta éste mandato, cuando entró en el Ayuntamiento de la capital tras la renuncia de Cabezas, nunca había sido ni cargo, ni candidato. Sólo un militante con 22 años de carné al que sus compañeros recuerdan en aquel germen leonesista que fue el Grupo Autonómico Leonés (GAL) como «alguien al que se tenía cierto pánico porque siempre llegaba con 20 propuestas», como aquella idea que promovió para llevar la bandera de León al Bierzo en el año 1984. «Nos corrieron», rememora Valderas, que fue uno de los primeros en alentarle para que se presentara.

Con estas virtudes, más de personaje gris de segundo plano enterrado entre papeles que de exaltador de la emotividad leonesista que pega con el zapato en el escaño de las Cortes, Sendino afronta el reto graduado por los Maristas, licenciado en Derecho por la Universidad de Navarra y sus 32 años de letrado, muy vinculado a las compañías de seguros. Una vida con dos hijos —un varón de 32 años teniente de caballería en Valencia y una chica de 19 que estudia en EE UU— sin apenas bagaje orgánico, más allá de las cuchilladas que en los últimos meses ha recibido en su carrera por la secretaría general, alimentadas por torpezas propias como dar pábulo a una posible resurrección del mito de Morano. No hace casi ni ruido, con su gabán largo y sus alfileres de corbata, pero quienes le conocen resaltan su capacidad de trabajo y avisan de que tiene mala leche. Le va a hacer falta.

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