«Están dejándolo morir por inanición»
Los lunes no hay pescado. «Y los martes porque son martes, y los miércoles, y los jueves... Sólo los viernes y los sábados se trabaja bien», concede Ariana Suárez, que reconoce que «hay cada vez más gente joven». «Aquí estamos apostando con todas nuestras fuerzas, pero hay fuerzas exteriores que quieren tirarlo abajo», apostilla Luis Carlos Escanciano, la tercera generación, quien insiste en que «había solicitudes y se empeñaron en cambiar la normativa», en la que se prohíbe la cesión de padres a hijos. «Hay 6 negocios que están en ese filo, como cierren, ya me dirás», abunda la portavoz.
La sensación de que «no se ponen más que trabas» cunde entre los vendedores, como subraya la última en llegar, Ita Campo López, que regenta la pequeña cafetería de la plaza cerrada. «Tienen que dar más facilidades porque sino al final cerraremos todos», vaticina. «Claro, es que el Ayuntamiento tiene interés en que se cierre. No hace nada y sólo pone palos en la ruedas», remacha Emilio Fidalgo, titular de Quesos y Embutidos Inma. «Algún interés tienen en que lo dejemos», insiste, sin concretar más allá, de acuerdo a la teoría de que podría destinarse por completo para gastrobares, al estilo de lo que hay en Madrid, o de que así se acaba con la competencia para las tiendas de fuera del mercado.
Escucha prudente Serafín García, el más veterano de la plaza. En total 48 años en la carnicería. «Y nunca ha estado esto peor que ahora», sentencia, porque «cada vez cierran más y vienen menos gente». «Queremos que se reabran los vacíos, pero tenemos poca colaboración. Nos están dejando morir por inanición», recalca.
Ni siquiera se muestra satisfecho José Alfredo Llamas, quien vende en su casquería «más que antes porque hay menos competencia». «Pero me da lástima, mientras más seamos es mejor, se pueden hacer muchas cosas». «El Ayuntamiento tienen que dar un empujón para que se abran los locales vacíos», aporta Iván Santos, de Versocárnicas. «Voy a cerrar los ojos y no pensar en nada», cierra la titular de La Cubana, al borde bajar la trapa tras 45 años.