Diario de León

Los vecinos de Colón se quejan de que el mercado bloquea sus vados

Un agente tiene que escoltarlos cada vez que sacan el coche.

Los puestos se retiran y vuelven a colocar si un vecino quiere sacar el coche de su vado.

Los puestos se retiran y vuelven a colocar si un vecino quiere sacar el coche de su vado.

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álvaro caballero | león
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No hay más remedio. Si tienen que salir de la cochera, deben buscar a uno de los dos policías locales que patrullan por el entorno y decírselo. Que necesitan sacar el coche. Que les abran paso e inviten a los titulares del puesto preceptivo a que lo mueva un poco. La maniobra que tiene que superar los vecinos de los vados de la plaza de Colón durante dos mañanas a la semana, desde las 08.00, cuando entran los camiones y furgonetas a descargar, hasta que pasadas las 16.00 horas el servicio municipal de limpieza deja todo listo y retira las vallas. El tiempo en el que «casi es como si nos tuvieran expropiada la cochera», como critica Ana Álvarez, que abunda en que pagan la tasa anual del paso de vehículos «como todo hijo de vecino» y se ven obligados en muchas ocasiones a «pagar la ORA para salir por la mañana». «Hemos presentado reclamaciones en el Ayuntamiento, pero no nos dan solución. Entendemos que no es fácil trasladarlo, pero pueden buscar alguna compensación», concede.

En el trajín conviven, de manera pacífica, con los 105 titulares de los puestos de ropa, frutas y verduras que los martes y los viernes invaden la plazoleta del antiguo mercado de abastos para poner sus tenderetes repletos de mercancía. Uno de los mercadillos históricos de la ciudad. Una cita ineludible para cientos de leoneses que, durante los dos días de mercado, no pierden la oportunidad de comprar un kilo de naranjas en algunos de los 41 puestos de alimentación, la mayoría de los cuales repiten los miércoles y los sábados en la Plaza Mayor, o adelantarse a la primavera con la compra de unos calcetines tobilleros, expuestos de los 59 puestos textiles, a los que si queda algo pendiente se puede visitar el domingo en el rastro. Una comunidad que entiende «que los vecinos tengan molestias», aunque insiste en que «son dos días a la semana». «En Trobajo del Camino lo cambiaron y me lo pusieron delante de casa. Les entiendo», señala Emilio Fidalgo, tras hacer cuentas de que «sigue viniendo la misma gente, pero se gasta menos».

Al lado contrario de la trinchera, Ana Álvarez recalca que el sistema dispuesto para desatascar los vados, con la intervención de los policías locales, no funciona. «No funciona porque se tarda mucho en buscar a los agentes, que despejen la puerta de la cochera y que te escolten por el mercado, que está lleno de gente», explica la vecina, quien abunda en que «hay gente mayor» y que se han dado situaciones en las que «al tener que salir a la carrera con un niño pequeño para el Hospital se opta por llamar a un taxi». «El mercado de Colón tiene su gracia para comprar, pero hay que vivir aquí para saber lo que es», zanja con sorna

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