Las sentencias insisten en la incorrecta comercialización

Las últimas sentencias dictadas esta semana, parte de ellas por los juzgados de instrucción de la capital leonesa, insisten en los argumentos que han venido fundamentando que se dé la razón a la mayor parte de los pequeños ahorradores que reclaman la devolución de su dinero. Reiteran que los productos contratados son complejos y que el cliente «debe tener conocimientos y experiencia suficientes como para comprender el nivel de riesgo máximo»; por lo que «debe analizarse la capacidad de la persona que contrata para comprender la verdadera magnitud de la operación que se le propone».

No es el de la mayoría de los clientes, que contrataron los productos en general por la confianza que tenían en los responsables de las cajas de ahorro después de décadas de tratar con ellos sus productos financieros. Además en muchos casos no se realizó el test de idoneidad. En algunos casos no era obligatorio en la fecha de contratación de los productos, lo que no impide que «el perfil personal de los actores no parece el idóneo para contratar este tipo de productos». A parte que muchas de las personas afectadas tenían una edad avanzada, pocos estudios y «un producto perpetuo parece la inversión menos adecuada para jubilados».