Diario de León

MEDIDAS PENITENCIARIAS

Dos presos etarras de Villahierro solicitan el traslado o la excarcelación

Una campaña del colectivo de presos vascos argumenta que los hermanos Murga tienen más de 70 años y están enfermos

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SANDRA ALIJA | LEÓN
León

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El colectivo de presos políticos vascos EPPK pretende dar prioridad a las peticiones de reinserción individual ante la Administración para el acercamiento selectivo de reclusos a las cárceles vascas. Su objetivo prioritario es la excarcelación, también selectiva, de enfermos graves y mayores de 70 años.

El colectivo de presos de ETA tomó la decisión el pasado diciembre de asumir la legalidad penitenciaria, y con ello el rechazo a la violencia y el reconocimiento del daño causado.

Dentro de las instalaciones de la cárcel de Villahierro permanecen ocho de los 365 presos de ETA recluidos en prisiones españolas, según recoge el informe de la asociación de familiares de presos de ETA Etxerat.

Francisco e Isidro Murga Luzuriaga, dos de estos ocho internos que comparten módulo en la prisión leonesa, han cumplimentado una petición de traslado, así como también otra para su excarcelación. Según declara Begoña Zenarruzabeitia, pareja de Francisco, al diario Gara, esta petición generó expectación en los responsables del centro, que quisieron saber en qué momento iban a formularlas. «Estas peticiones no recogen más que la realidad y las condiciones objetivas por las que los presos como Francisco deberían estar en libertad», subraya. Francisco fue condenado a diez años de cárcel por pertenecer al consejo de Administración de Orain, la editora de Egin. A su vez cometió delitos de colaboración y dos delitos de falseamiento y de insolvencia punible contra la Seguridad Social.

Por su parte a Isidro, hermano de Francisco, se le condenó por los mismos cargos que al anterior.

El acercamiento de los internos a cárceles vascas viene motivado en parte por los numerosos desplazamientos a los que tienen que hacer frente los familiares de los mismos cada vez que quieren visitarlos. Este es el caso de Begoña, que acude a la prisión leonesa tres veces al mes, para visitar a su marido, lo que supone más de seis horas de viaje en coche en cada ocasión. «Y yo ya tengo 72 años», apunta al mismo periódico.

Francisco, también de 72 años, ya ha cumplido las tres cuartas partes de su condena y su mujer teme por su salud. «Tengo miedo no sólo por la hipertensión que padece. Con esta edad te puede pasar cualquier cosa y, si te ocurre algo allí, para cuando reacciona la dirección de la cárcel...», comenta Begoña en Gara. No es optimista en cuanto a la pronta resolución de las solicitudes de su marido y su cuñado. «Pienso que lo van a dilatar todo lo que puedan atendiendo a la aplicación de la política penitenciaria al colectivo de presos vascos».

«Esto va a ser muy largo, cada día salen con una nueva exigencia y algunos han hecho ya el ejercicio de reconocer el daño que han provocado», manifiesta en cuanto al requisito propuesto por el lehendakari Urkullu de reconocer el daño causado.

Villahierro acoge a cinco internos hombres y una mujer, Olga Comes Arrambillet. «Ella al estar en un módulo diferente, el de mujeres, se la mantiene separada del resto de sus compañeros, lo que supone una dura situación de soledad», según recoge un informe de la asociación de familiares de ETA Etxerat.

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