Diario de León

INICIATIVAS SOCIALES

Una red para coser los barrios de León

Un millar de ciudadanos diarios hicieron uso de los centros cívicos y sociales de la capital el año pasado, un 10% más que en 2013. Yoga, teatro, talleres de lectura, clases de inglés, pintura, restauración, conferencias, ludotecas, deporte o estimulación de la memoria son algunas de las actividades que nutren a estos centros situados en numerosos barrios de la capital. Aunque no corresponden a un modelo común, todos ellos se empeñan en servir como punto de encuentro ciudadano

Clases de yoga en el Centro Cívico de Ventas Oeste

Clases de yoga en el Centro Cívico de Ventas Oeste

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PABLO RIOJA | LEÓN
León

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Integrados como un elemento más en el paisaje de algunos barrios de la capital, los centros cívicos de León han sabido ganarse su particular hueco entre despachos de pan, peluquerías, quioscos, bares y tiendas de alimentación. Una mimetización casi perfecta con los diferentes paisajes urbanos que cada vez convence a más leoneses. Sólo en 2014, los centros del Crucero, Ventas Este, Canseco y Ventas Oeste así como los centros sociales de Padre Isla, Mariano Andrés, Puente Castro, El Ejido y González de Lama atrajeron a 970 ciudadanos diarios, un 10% más que en 2013.

La variedad y sobre todo la calidad de las actividades socio-culturales que ofrecen casi a diario tienen parte de la culpa de este incipiente éxito que suma nuevos adeptos cada año. Yoga, estimulación de memoria, coro, teatro, talleres de lectura, baile, idiomas, restauración o clases de pintura son sólo algunas de las opciones que estos centros concebidos para descentralizar los actos culturales ponen al alcance de los vecinos.

El Centro Cívico El Crucero, situado frente al parque de Quevedo, es uno de los que más actividad presenta. Dividido en diferentes plantas, cuenta en su haber con aulas socioeducativas y ludoteca infantil —que sólo durante las pasadas fiestas navideñas prestó servicio a 228 menores— así como múltiples talleres para gente mayor del que se beneficiaron 2.774 personas. Los de inglés, pintura, manuales, fotografía y yoga acogieron a 152 usuarios el pasado año. También organiza una media de siete conferencias al mes de la que disfrutan alrededor de 1.750 personas.

Otro ejemplo —aunque en su caso más austero en cuanto a sus cifras, 50 personas de media al día— lo encarna el Centro Social Canseco, que acoge la sede del Equipo de Acción Social Básica de Armunia, Oteruelo y Trobajo del Cerecedo, entre otras cosas. Además de sus variadas actividades de interior, dispone de un espacio para bolos leoneses en el exterior.

La gestión de estos puntos de encuentro corre a cargo del Ayuntamiento de la capital, en concreto de la concejalía de Bienestar Social. «La idea es que sirvan para el desarrollo comunitario, sin la participación ciudadana carecerían de sentido», aclaran fuentes del Consistorio. Es por ello que la planificación de cada uno de los centros cívicos y sociales de León trata de adaptarse a las necesidades de cada barrio. Sólo uno de los espacios corre a cargo de la concejalía de Deportes; el conocido como Centro Cívico Ventas Oeste, que se asienta en el barrio de la Inmaculada. Al completo pabellón deportivo, le acompaña una biblioteca en su parte superior.

Entre sus fronteras se gestan numerosas historias personales. Una de ellas la protagoniza Vicente Barrul, —Vicentín— un púgil que tiene en su curriculum varios campeonatos de España en el peso gallo (54-55 kilos) en el que peleaba. Su pasión por el boxeo le ha llevado a impartir clase a numerosos chavales que encuentran en este deporte un más que agradable pasatiempo y quién sabe, un prometedor futuro profesional. Sólo el tiempo lo dirá. Lo que está claro es que merced a la existencia de estos centros tantos jóvenes y adultos cambian la calle por un espacio que integra, donde todo el mundo tiene cabida.

La Asunción es otro de los puntos de la ciudad que puede presumir de centro cívico. A lo largo de sus dos plantas se alojan una sala grande con medios audiovisuales, otra polivalente separada de la anterior por dos puertas correderas, una sala de actividades para mayores —juegos de mesa—, puntos de lectura, talleres, aula de informática y un espacio especialmente reservado para la asociación de vecinos, entre otras cosas. En su caso, la media de asistencia roza las 150 personas al día.

Los centros cívicos no responden a un modelo común, son el fruto del entorno en el que se encuentran. Arquitectónicamente fueron concebidos como edificios funcionales, con diseños dinámicos y abiertos pendientes de la diversidad de uso que a ellos se darán. En cuanto a la programación y servicios, son totalmente dependientes de las necesidades, características y peculiaridades de la comunidad ciudadana. Desde la consolidación de la Red de Servicios Sociales en 1988 hasta la actualidad, la Concejalía de Bienestar Social ha intensificado significativamente los medios, tanto humanos como técnicos, para que los ciudadanos puedan ejercer sus derechos.

«Son lugares que aspiran a ser referenciales dentro del barrio o distrito, por ello se suelen situar en plazas o parques donde el paso de los vecinos sea continuo. En ellos se pone de manifiesto las señas culturales de cada barrio, por tanto, el éxito de su funcionamiento depende de su adaptación a las realidades y peculiaridades de su entorno poblacional», remarcan desde el Ayuntamiento. Aunque en un principio suscitaron más de una duda entre los vecinos, el paso del tiempo ha terminado por convencer a propios y extraños de que su existencia ha tejido una red de centros que se encarga de coser la ciudad.

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