Diario de León

CONVULSO COMIENZO DE CURSO

La Lomce trae el caos a la compra de los libros de texto

Prisas en las librerías, preocupación entre el profesorado y disgusto en las asociaciones de padres

Muchos alumnos tienen ya encargados y preparados sus lotes de libros para el próximo curso

Muchos alumnos tienen ya encargados y preparados sus lotes de libros para el próximo curso

León

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Mucho antes de plantearse el fin del verano comienza en las familias la vorágine de la preparación para el nuevo curso escolar. Toda una batería de instrumental y gastos apabulla los hogares. El que llega es además un curso convulso. Confusión ante el confuso cambio de libros por la progresiva implantación de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), que altera la época en la que los libreros hacen tradicionalmente su mejor período de ventas (a pesar de los crecientes canales de competencia); padres que «a veces rozan la histeria» (según los propios libreros) ante los cambios en el ya de por sí estresante universo de las materias educativas y sus ediciones impresas; profesores que rechazan la nueva norma pero sucumben a la necesidad de imponer los libros a los que remitirse; editoriales agobiadas porque los vaivenes políticos de los nuevos gobiernos autonómicos frente a la ley estatal dejan su trascendental campaña de escolar en el limbo de la duda...

La hoja de ruta del nuevo curso aparece más alterada que nunca. En el centro de un maremagnum educativo marcado por la división política y las aspiraciones económicas de los distintos sectores están las familias. Sea cual sea el panorama del momento, lo que saben los padres es que las cuentas de escolarizar a sus hijos, incluso en un sistema público pretendidamente gratuito, crecen cada año. Y este curso está muy lejos de ser la excepción.

Un escenario de desorientación y descontento general atropellado por el inminente comienzo del nuevo curso. La ‘ley Wert’ sobrevuela estas semanas el panorama educativo, mientras los padres hacen acopio de libros, mochilas, uniformes,...

De momento los escaparates han retirado hace días flotadores y sombrillas y lucen un espectacular surtido de cuadernos, mochilas, bolis y rotuladores que reinventan el arcoiris. Y eso es sólo el material de apoyo. Los padres se afanan en conseguir los libros que cada profesor de cada colegio ha apuntado para el próximo curso.

Lo han hecho in extremis, sin saber a ciencia cierta qué iba a pasar con las exigencias de las autonomías socialistas sobre un retraso en la aplicación de la Lomce. Pero las diatribas políticas tienen poco que ver con el calendario de la industria de los libros de texto. «Los profesores deciden en junion, las librerías encargamos también ese mes y las editoriales imprimen en julio. Cierran en agosto, pero en septiembre los encargos están aquí. Incluso algunos, más previsores, ya tienen sus libros». El resto se altera en los mostradores de las librerías leonesas, según reconocen varias de ellas, porque «están acostumbrados a tener los libros a estas alturas, y este año no están todos».

Encargos

En la mayor parte de estos negocios que tienen en los libros de texto una parte fundamental de su facturación anual hacen un llamamiento a la calma. «Las editoriales no se arriesgan, y los encargos han llegado tarde». Pero la realidad está clara. Lo saben profesores, libreros y editoriales. Coinciden en que nadie iba a imprimir libros ya superados. «Así que, para qué aprovechar. Te llega una clase donde hay niños con libros heredados que sirven, pero los que no los tienen no pueden comprarlos. Mejor nuevos para todos», señala José Santamarta, representante del sindicato Stele.

Para los libreros está claro. Coinciden en el análisis. «No va a haber reediciones, algunos están agotados y otros no van a volver. Las editoriales van a lo nuevo, no regresan atrás», señala Clara Álvarez, de Maisa. Desde Ateneo 2 destacan: «Las editoriales no fabrican si no es sobre pedido, no quieren quedarse con libros que no se sabe si valdrán o no. Y no van a editar libros antiguos. La mayoría se hacen sobre pedido».

Desde la Federación Leonesa de Asociaciones de Madres y Padres del Alumnado (Felampa) afrontan «un año de cambio masivo, aunque no debería de ser así». Engracia Prieto, su presidenta, insiste en que «los libros que había hasta ahora siguen siendo válidos». Lo cierto es que el aplazamiento reclamado para la aplicación de la Lomce, y con ella la imposición de los nuevos libros, no se ha atendido. «Las familias seguimos estando muy mal, no podemos afrontar los enormes gastos que se nos vienen encima».

Imposibles de calcular por otra parte, cada niño, nivel, colegio, profesor, etc. es un mundo económico al que hace frente. «En cualquier caso, es una barbaridad. La enseñanza tendría que ser gratuita, pero sigue teniendo un coste muy alto para las familias».

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