Diario de León

HUERTOS DE LA CANDAMIA

La recolección de los urbanitas

Llega la cosecha a los 176 huertos cultivados con esmero por los mayores en La Candamia. Los huertos ecológicos de La Candamia fueron concebidos como una alternativa de ocio en contacto con la naturaleza y para fomentar una alimentación ecológica

José María González comienza a recolectar los tomates y pimientos de su huerto

José María González comienza a recolectar los tomates y pimientos de su huerto

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SANDRA ALIJA | LEÓN
León

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Por su enclave único, los huertos ecológicos de La Candamia se han convertido en un espacio de ocio alternativo que permiten realizar actividades físicas en contacto con la naturaleza, mejorando la calidad de vida de los jubilados y fomentando una alimentación saludable.

Se encuentran situados en la margen derecha del río Torío y se extienden a lo largo de más de dos hectáreas y media dividiéndose en 176 parcelas, que se adjudican a ciudadanos leoneses que se encuentran jubilados o en una situación similar. Desde su apertura han contado con un gran éxito y prueba de ello es la gran lista de espera que hay todos los años. «Yo tenía un huerto en el pueblo, pero tenía que ir en el coche, por eso me decidí a solicitar éste. Coincidió con la ampliación que hicieron debido a la gran demanda, por lo que me lo dieron ese mismo año», comenta Román Cuesta.

Esta iniciativa cuenta con un sistema organizativo que se basa en la tradición local de concejos y hacenderas. El Ayuntamiento de la capital leonesa cede estos espacios para que se cultiven allí verduras y hortalizas. «Aquí tengo un poco de todo: tomates, lechugas, cebollas, pimientos y puerros», asegura José María González desde su finca.

«Toda la familia disfruta de las ventajas de tener un huerto. No tiene nada que ver un tomate de aquí con los que puedes encontrar en cualquier supermercado», afirma Julio Lavigna Morón, quien lleva ya diecisiete años trabajando su pequeña parcela.

Este espacio en La Candamia es como un pequeño pueblo en el que no pueden faltar sus fiestas, en este caso adaptadas al calendario agrícola. A mediados de septiembre se celebra la de la recolección. Para ello todos los titulares de las fincas, así como sus familias, se reúnen y organizan una gran comida campestre en las instalaciones de las mismas, tras lo que tendrá lugar un baile para todos los asistentes. «Celebramos la cosecha y ensalzamos los huertos. Estos se han convertido en un espacio en el que los jubilados disfrutamos del día a día. Además tratamos de que los productos sean lo más orgánicos posibles», relata Román.

Además de este evento, también se organiza una fiesta de la siembra y, con cierta regularidad, se realizan actividades con charlas y ciclos de coloquios. «Son realmente útiles, te aconsejan qué productos son más recomendables utilizar y con cuánta frecuencia; y cualquier duda que tengas, el coordinador de los huertos te la soluciona», manifiesta Agustín Pérez García.

En estos huertos, la vida transcurre de manera sosegada entre lechugas, tomates, puerros y calabazas. Sus propietarios temporales pasan el día siempre ocupados con alguna tarea pendiente, mientras conversan con el vecino de la finca de al lado. De modo que conservan y mantienen las tradiciones que durante toda la vida se han seguido en los pueblos de la provincia y contribuyen a crear un entorno medioambiental sostenible.

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