Diario de León

Las obras del viaducto del Porma avivan la actividad en torno a la A-60

La ejecución del puente devuelve a cotas de ocupación anteriores a la paralización .

Imagen de las obras del muro frontal que dará soporte al puente de la A-60 en el Porma, desde la margen izquierda del río.

Imagen de las obras del muro frontal que dará soporte al puente de la A-60 en el Porma, desde la margen izquierda del río.

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L. Urdiales | Redacción
León

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La sensación de actividad en torno a la A-60 crece junto al Porma, donde se acomete la ejecución de un viaducto para dar continuidad al tramo de la autovía entre la capital leonesa y Santas Martas.

La estructura para superar el cauce se eleva ya sobre soportes de hormigón a pocos metros del punto en el que desemboca el primer trecho que tiene en servicio esta vía, que enlaza desde 2012 la ciudad de León y la localidad de Puente Villarente. Ahí, y desde la traza abierta antes de la paralización de las obras, se acomete el elevado del puente que dará continuidad a la doble circulación sobre el río Porma: casi medio kilómetro de longitud en una parte del recorrido donde la autovía discurrirá prácticamente elevada. El viaducto, de 450 metros, confluye casi con el paso elevado de la carretera LE-213 (ya en uso) y el encauzamiento del río Moro; al otro extremo, la colada de la carretera de Boñar y el paso elevado de la comarcal 624, justo donde está previsto uno de los enlaces a la autovía.

El hormigón está de vuelta en la A-60 con el alzado de las pilastras y sostenes del puente sobre el Porma, donde se concentra tarea y empleo para operarios de las subcontratas que en las dos últimas semanas acuden a diario a este punto para devolver una parte del decorado de empleo que llegó a sustentar antes de que la crisis empujara al abandono de las obras. El esqueleto frontal del puente del Porma se alza ya sobre el nivel de la plataforma de la autovía en la margen izquierda de la ribera, la misma que va a desembocar a penas dos kilómetros hacia el sureste en uno de los paréntesis que más van a condicionar los plazos de ejecución del trazado: el yacimiento de Lancia, para el que se articula un cambio de planes que supondrá elevar el trazado sobre el proyecto inicial. El tramo de la A-60 entre Santas Martas y León asume todos los condicionantes para el reto de poner en servicio la autovía en el plazo de dos años, según la actualización de previsiones de los responsables del Ministerio de Fomento. Para cumplir con la fecha de la apertura de la distancia entre el Porma y el confín este de la ribera del Esla, se acometió la reactivación de las obras en torno a la intersección de la autovía con la línea del ferrocarril cerca de Santas Martas; allí se perfila avanzado ya un viaducto para salvar el trazado del ferrocarril y el arroyo de Valdearcos.

Es ese mismo punto extremo que se eligió para reemprender la marcha de los trabajos la pasada primavera con movimientos de tierra y reposiciones de servicios en torno a las obras, los replanteos eléctricos o de las arterias del regadío, que en esa zona de la provincia son estructuras relevantes para la economía de las localidades más próximas. La configuración del tramo norte de la A-60 devuelve el entorno a cotas de actividad perdidas hace más de un lustro con el empuje financiero de partidas presupuestarias que en la suma total llegarán a los 72 millones de euros. Se habrán invertido en 20 kilómetros de doble vía que permitirán mejorar la comunicación de la capital leonesa con el este de la provincia y, al fin, matizar sobre asfalto fluidez, especialmente para enlazar con la montaña oriental.

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