Cuando sólo lo sabe la muerte
En la ciudad aparecen muertas solas en sus casas una media de 45 personas cada año, la mayor parte de ellas son de edad avanzada .
María Luisa García-Lorenzana apareció muerta en diciembre de 2012, se cree que tras 6 meses. RAMIRO
No se sabe qué día murió María Luisa García-Lorenzana Herrejón. No se sabe porque nadie sabía siquiera que hubiera muerto. Se supo el 13 de diciembre de 2012 —se cree que seis meses después— cuando la Policía Local entró por la ventana y la encontró sin vida en el edificio del número 4 de la avenida Ordoño II. Vivía sola en las tres plantas del inmueble del centro de la capital leonesa del que era propietaria. Se había quedado sin padres el 31 de marzo de 1943 a los seis años de edad, cuando falleció su madre. No tenía hijos, ni hermanos, ni sobrinos, ni apenas amistades y no dejaba pasar a nadie al interior de la casa. Cuando apareció el cadáver de la septuagenaria, rodeado de gatos, los conocidos recordaron que hacía tiempo que no la veían pasar a misa a San Marcelo, donde era habitual.
El caso de la anciana leonesa de Ordoño II no es una excepción. Apenas 14 días después, en la víspera de los Santos Inocentes, una octogenaria fue hallada en el número 55 de su piso de la avenida Gran Vía de San Marcos, donde el forense certificó que había fallecido sola también al menos un mes. Dos muertes que pasaron a portada por la coincidencia en el tiempo y la expectación generada entre el vecindario de los dos inmuebles, ambos en el centro de la ciudad. Un drama social que afecta de media a 45 personas que de media fallecen solas en casa cada año en la capital leonesa, según los registros de la Policía Local de León. Son casi 250 ciudadanos en los últimos cinco años que requirieron que se activase el protocolo por el que los efectivos policiales y el juez de guardia deben levantar testimonio de la aparición del cadáver.
La necesidad de intervenir desde los servicios sociales en sucesos como estos es una de las bases de la puesta en funcionamiento del plan ideado por la Concejalía de Servicios Sociales, que en paralelo desarrolla una actuación contra el maltrato psicológico y físico que se estima que pueden sufrir hasta 1.900 ciudadanos mayores en la capital leonesa. Con esta intervención preventiva se quiere tener un contacto frecuente con aquellos personas del colectivo de edad que viven solos en León, donde la población que supera los 65 años casi supone un tercio de los 129.000 habitantes censados en el municipio, gran parte de ellos por encima de la franja octogenaria. Personas con un amplio perfil en el que no caben reduccionismos de exclusión social, ni clichés, y a las que es difícil de acceder muchas veces por la espiral de aislamiento en la que se encierran, como señalan los trabajadores sociales.
El mismo enroque en el que se sumió María Luisa García-Lorenzana Herrejón. Acabó sola en la enorme casa del centro de la ciudad —de más de 800.000 euros de valor catastral, como mínimo la mitad de su valor real— que ahora espera a la declaración de herederos a la que se han presentado tres primos. Nadie supo cuándo murió la antigua maestra de escuela.