La piedra cae en el tejado de la diócesis

El futuro de Vallejo Balda, independientemente de la decisión que adopte en los tres próximos días respecto a una eventual apelación al Tribunal del Vaticano, pasa por la Diócesis de Astorga, donde sigue incardinado desde que en octubre de 2011 fuese llamado por Benedicto XVI para modernizar las cuentas de la Santa Sede. Entonces era un prometedor gestor que dejaba las cuentas diocesanas muy bien atadas; pocos ecónomos de la Iglesia pueden presumir de conseguir donativos anuales por valor de seis millones de euros o de constituir Sicav con una inversión de siete millones de euros. A corto plazo, el Vaticano tendrá que decidir el futuro de Vallejo, que se encuentra en régimen de semilibertad sin poder salir del Vaticano. Pero en cuestión de semanas, la piedra está en el tejado de la Diócesis de Astorga. El obispo, Juan Antonio Menéndez, se ha mantenido discreto respecto a su relación con el execónomo. Pero ha sido Vallejo Balda quien ha desvelado que durante su arresto monseñor Menéndez ha viajado al Vaticano en dos ocasiones para encontrarse con él. De momento, Vallejo Balda no quiere abandonar la protección que le brindan los Muros Aurelianos porque teme por su vida.