Diario de León

CASO LARRALDE ■ EL JUICIO RECUPERA LA TENSIÓN

Los peritos sostienen que Larralde no fue asesinado donde se halló el cuerpo

Sólo hay una posibilidad entre 618 cuatrillones de que el ADN de las uñas no fuera suyo.

La policía trabaja en el lugar en el que apareció el cadáver de Roberto Larralde. DL

La policía trabaja en el lugar en el que apareció el cadáver de Roberto Larralde. DL

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León

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Los facultativos del Servicio de Criminalística del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses aseguraron ayer que, del estudio pericial sobre el análisis de las larvas halladas en el cadáver de Roberto Larralde, se deduce que el cuerpo fue trasladado al lugar donde apareció desde otro punto. «Había determinados dípteros que no son activos sin luz, bien sea natural o artificial». Si la hora del crimen está calculada en torno a las once de la noche y la del enterramiento hacia las ocho de la mañana «es muy probable que estuviera en algún lugar iluminado», explicaron los peritos.

La decimooctava sesión de la vista oral que se sigue en la Audiencia Provincial de León por el sistema del jurado popular contra siete personas acusadas de forma parte de un plan para acabar con la vida de la víctima con el presunto objetivo de posibilitar la relación sentimental que mantenían un empresario y la esposa del fallecido deparó como conclusiones más notables la contraposición de tesis entre los peritos y los forenses. De acuerdo a la tesis de los segundos, no había ningún signo de arrastre o movimiento en el cuerpo, por lo que el crimen tuvo que ser cometido en el paraje de Santa Olaja de la Ribera en el que se hallaron los restos mortales.

Igualmente contrapusieron sus tesis las profesionales del Servicio de Criminalística del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses. Desde su punto de vista, el disparo que acabó con la vida del boxeador se tuvo que realizar a una distancia «de en torno a un metro y medio», si bien explicaron que para su cálculo encontraron notables dificultades por la presencia de restos de tierra en la cabeza del fallecido y por el avanzado estado de descomposición en que se encontraba ya el cuerpo, que llevaba enterrado cinco días.

Hay «una posibilidad entre 618 cuatrillones» de que el ADN recogido entre las uñas del cadáver fuera de otra persona ajena a la víctima, circunstancia que obliga a descartar cualquier signo de lucha.

Del nutrido grupo de peritos que declaró por videoconferencia desde Madrid, se sacó la conclusión también de que los restos de madera que aparecieron en las llantas de la retroexcavadora con la que el fiscal cree que Ramón Vega enterró al fallecido, son compatibles con los de los árboles que aparecieron dañados a pocos metros del lugar en el que se halló el cuerpo. «También serían compatibles con los de cualquier otro árbol de la zona, porque las muestras que se nos enviaron no nos permiten ser más concretos».

Hoy declaran los últimos peritos. Mañana se inicia el turno de conclusiones definitivas.

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