Diario de León

TRIBUNALES ■ UN CASO ABIERTO

La Audiencia ordena reabrir el crimen de Navatejera y exige pruebas de ADN a las que el sospechoso se ha negado durante dos años

M.M.A. deberá someterse al análisis a pesar de que se opone a ello

Frontela (a la derecha) junto a un miembro del equipo de letrados de la familia. RAMIRO

Frontela (a la derecha) junto a un miembro del equipo de letrados de la familia. RAMIRO

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miguel ángel zamora | león

La Sección Tercera de la Audiencia Provincial hizo público ayer el auto por el que ordena que el principal sospechoso del crimen de Navatejera, M.M.A. se someta a las pruebas de ADN correspondientes para cotejar si una serie de cabellos que aparecieron en el cadáver de la víctima del crimen de Navatejera se corresponden con su persona o con la de algún familiar cercano.

La Audiencia exige «con suma urgencia» la práctica del análisis morfológico y cotejo de los pelos hallados por el doctor Frontela (forense contratado por la familia de la fallecida) «para compararlos con los cabellos pertenecientes al investigado sin perjuicio de que posteriormente se acuerde asimismo el análisis de ADN de los mismos para la lograr la identificación del presunto autor de los hechos».

Para ello «se procederá a la toma de cabellos del citado investigado, en la forma que ya ha determinado el perito en el Instituto de Medicina Legal de León, por los técnicos del mismo, y a presencia del Letrado de la Administración de Justicia y del letrado que asiste al investigado, y para el caso de que éste último no consienta voluntariamente dicha toma, se procederá a hacerlo de forma obligada utilizando para ello si preciso fuera la fuerza mínima imprescindible», explica el auto.

La decisión reabre la instrucción de la causa abierta por la muerte de Rocío Fernández Ameijeiras, la joven cuyo cadáver apareció en un vertedero de Navatejera. La muchacha salió de su casa el 21 de mayo de 2005 en compañía de su novio. «Habían quedado en ir a casa de su padre a ver cómo arreglaban el tema, porque él le había dicho a mi hija que no quería hacerse cargo del bebé», sostienen sus padres. No regresó a su domicilio nunca más. Durante varios días permaneció desaparecida. Sus progenitores únicamente recibieron mensajes suyos a través del teléfono en los que les informaba de que se había ido a Madrid a buscar trabajo.

Era falso. Dos semanas después apareció el cadáver de la muchacha en un vertedero de Navatejera, ya muy descompuesto. Lo encontró una persona que paseaba por la zona. La Guardia Civil cree que la muerte se produjo el mismo día de su desaparición y que la persona que acabó con su vida fue quien envió los macabros SMS a sus familiares.

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