Diario de León

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El potencial de empleo de la FP pasa por adaptarse a la empresa y el territorio

La mayor implicación de las empresas y el compromiso educativo necesitan potenciarse con una comunicación más fluida y continua.

Jorge Díez, Francisco Mateo, Javier Cepedano, Joaquín S. Torné, Marcos Lamas, Juan Francisco García Marín, Julio Álvarez y José Ramón Chacón, en el encuentro celebrado ayer. RAMIRO

Jorge Díez, Francisco Mateo, Javier Cepedano, Joaquín S. Torné, Marcos Lamas, Juan Francisco García Marín, Julio Álvarez y José Ramón Chacón, en el encuentro celebrado ayer. RAMIRO

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maría j. muñiz | león

Adaptarse a las necesidades de las empresas y a las oportunidades y exigencias del territorio. Son dos de las premisas que deberían determinar los planes de estudio de la Formación Profesional, para maximizar su potencial educativo y la empleabilidad de sus alumnos. Y, por encima de todo, vencer viejos esquemas formativos y prestigiar la formación en los centros de FP, que siguen arrastrando el lastre de décadas en las que esta educación parecía reservada a quienes no tenían capacidad para acceder a las universidades.

Una percepción que está muy lejos de una realidad en la que, de hecho, universitarios completan su formación con grados de FP y titulados de FP participan con éxito en programas de investigación y desarrollo en institutos universitarios. Una relación que debería ser aún mucho más fluida para obtener lo mejor de cada uno de los tipos de formación.

En todo caso, una educación heredera de las antiguas maestrías y por esencia ligada al trabajo en las empresas requiere una relación mucho más fluida entre la administración educativa y los empresarios. Las empresas lamentan reiteradamente que la formación que reciben los futuros profesionales no se adapta a sus necesidades; desde los centros educativos se observa una falta de implicación en la realización de las imprescindibles prácticas empresariales para completar la formación de los futuros profesionales.

Cuestiones todas que adquieren carácter de urgencia cuando las evolución de las cadenas de producción y la digitalización imprimen un ritmo de cambio que está muy lejos de los pesados sistemas burocráticos que determinan los planes de estudio en los centros en los que se forman alumnos en teoría preparados para atender las exigencias de las empresas.

Son algunas de las conclusiones del debate organizado ayer por Abanca y Diario de León, bajo el título ‘La formación profesional, una vía directa a la empresa y sus finanzas’. Un encuentro en el que participaron empresarios y educadores, y en el que quedó de manifiesto sobre todo la necesidad de mejorar la comunicación entre las dos partes del mercado laboral. Tanto para mejorar la formación y adaptarla a las necesidades de la empresa como para conseguir que los alumnos adquieran dentro de las empresas la experiencia y las habilidades que les permitan acceder al mundo laboral, pero respondiendo a las necesidades del tejido productivo.

La mesa redonda que centró el debate, en el que participaron también varios de los asistentes al acto con aportaciones tanto desde el punto de vista empresarial como formativo, estuvo formada pro Francisco Mateo Alonso, director de Captación de Talento de Abanca; así como por su director territorial para León y Asturias, Marcos Lamas Seoane.

Por parte de las instituciones educativas estuvo presente el rector de la Universidad de León, Juan Francisco García Marín; y el director del centro de FP Ciudad de León, José Ramón Chacón.

El punto de vista empresarial lo aportaron el presidente de la Federación Leonesa de Empresarios (Fele), Javier Cepedano; y el presidente del Círculo Empresarial Leonés (CEL), Julio Álvarez. Como representante de las empresas en las que se forman los futuros profesionales aportó su visión Jorge Díez, administrador de la empresa Talleres Máximo Díez.

El encuentro contó con la presencia de docentes y empresarios, además de responsables de la Administración como el presidente de la Diputación de León, Juan Martínez Majo; o el concejal y vicepresidente del Instituto Leonés de Desarrollo, Formación y Empleo (Ildefe), Justo Fernández.

Precisamente Martínez Majo aprovechó el foro para defender la necesidad de ligar la Formación Profesional a las necesidades económicas de cada comarca, y también a las posibilidades de empleo que esta adaptación ofrece a sus alumnos. Una realidad que conoce no sólo como responsable de la institución provincial, que gestiona varios talleres profesionales que consiguen un elevado porcentaje de empleos entre sus alumnos; sino como alcalde de Valencia de Don Juan. «Una comarca con un fuerte potencial empresarial relacionado con la siderometalurgia, la madera y la cerámica. Sin embargo, la formación profesional que se sigue ofreciendo en la comarca es para mecánicos y administrativos. Hay empresas que necesitan contratar a quien sepa manejar sus máquinas de última generación y no los encuentran, mientras seguimos formando profesionales que ya nadie demanda», lamentó. «No puede ser que la sociedad, las empresas, las administraciones y la formación vayan cada una por su lado, hay necesidades de especialistas y empleo en ámbitos concretos, que cambian en función de cada territorio. Y adaptarse a esas necesidades puntuales, además con visión de futuro, es el reto que debe enfrentar la formación profesional».

Todos los participantes en el debate se refirieron a la falta de prestigio que desde hace décadas sufre la Formación Profesional. A pesar de que sus alumnos tienen en general un nivel de entrada en el mercado laboral muy elevado, y de que en la mayoría de los países europeos cuentan con el reconocimiento de ser quienes con mayor rapidez se adaptan a las exigencias productivas de las empresas.

Un reto al que se enfrenta la Formación Profesional en España, que debe superar el retraso administrativo en la toma de decisiones. Más cuando la economía 4.0 es ya una realidad.

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