Ni la entidad financiera ni el FROB están personados en la causa
Las defensas de los exconsejeros recuerdan que la entidad financiera no está personada como perjudicada en la causa que se instruye, ni tampoco el FROB. «Caja España, Ceiss y hoy Unicaja han expresado por escrito que no tenían interés en el proceso ya que no se sentía perjudicada por la decisión, por lo que el 11 de junio de 2015 se dictó una providencia que sacaba del proceso a la entidad».
Tampoco está personado el Fondo para la Reestructuración Ordenada Bancaria, que además de gestionar los procesos de resolución de las entidades en dificultades tiene como misión denunciar las irregularidades en aquellas que han recibido ayudas del Estado.
El presidente del FROB compareció ante el Congreso de los Diputados el pasado mes de diciembre, y mencionó las 57 operaciones irregulares que han sido denunciadas ante la Fiscalía Anticorrupción. Sin embargo, destacan las defensas, la causa del proceso de Santos Llamas no está incluida.
Las defensas sostienen que la denuncia por administración desleal supone un delito societario, y que requiere la denuncia de la persona o entidad perjudicada o afectada; o que el interés público resulte afectado. E insisten en que en el caso que se instruye en el Juzgado leonés «ni la entidad financiera se siente perjudicada, razón por la que ha sido expulsada del proceso; ni el FROB está personado ni ejerce ninguna acusación». Tampoco hay clientes de la entidad que «aludan perjuicio alguno».
política común
Señalan también que «la política de refinanciación de deuda fue utilizada en aquellos años por todas las entidades financieras, bajo la recomendación del Banco de España, como un instrumento para conseguir la devolución de sus préstamos, permitiendo que las empresas siguieran operando, ya que la ejecución judicial hubiera supuesto entrar en concurso de acreedores».
Las refinanciaciones buscaban mantener la actividad económica y sostener el sistema financiero español esperando la reactivación económica, que «el propio Banco de España auguraba en sus boletines». Y no se esperaba una nueva recesión entre 2011 y 2012, más virulenta que la de 2007, que perjudicó los activos de todas las entidades.