Diario de León

San Marcos destapa la versión original del siglo XVIII que cegó la ampliación de 1965

Las obras rehabilitan un atrio central que aglutinará la esencia artística y la hospedería de la nueva época del Parador.

Espacio en el que se levantará un atrio y un lucernario, referentes en el nuevo San Marcos que levantan las obras.  FERNANDO OTERO PERANDONES

Espacio en el que se levantará un atrio y un lucernario, referentes en el nuevo San Marcos que levantan las obras. FERNANDO OTERO PERANDONES

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l. urdiales | león

Las edades de San Marcos resultan inevitables en el desnudo interior del edificio que se acomete para la reforma integral del parador.

Todas las épocas del hostal están impresas en sus muros y salen a relucir en el vaciado de la estructura histórica, en la que resalta la intervención sobre el atrio interior del recinto que va a devolver la construcción al concepto arquitectónico que presentaba en el siglo XVIII; el concepto original. Por ese espacio se va a dar asiento a la idea predominante que impulsará el nuevo parador. Un cajón central en torno a un patio sobre el que se dispondrán corredores a través de galerías interiores y exteriores, llamadas a dotar de excelencia el entorno de la oferta hostelera; también, referente cultural tras la reforma que se acomete en el edificio, porque va a acoger la mayor aportación de la colección de obras de arte que están vinculadas a San Marcos. En esta serie se incluye el artesonado que recogió la el talento creativo de Lucio Muñoz, que se convertirá en crisol del lucernario que se diseña para cubrir todo este espacio central del próximo San Marcos. La arquitecta Mina Bringas, responsable del nuevo diseño que asume la disposición del emblemático edificio leonés, ensalzó la función de centralidad que este atrio va a tener en el ordenamiento del futuro hostal, que implica que aflore la estructura sobre sus cimientos originales. En eso se basa parte de la reforma que se acomete en el interior, paralela al derribo del edificio moderno que ya es pasto del escombro, que ayer se mostró a las cámaras para dejar constancia d ellos avances en este medio año de intervención.

Ese atrio que lució ayer con paredes descarnadas se saca de encima ahora la estructura que lo inundó de salones, escaleras, cuartos y carriles de ascensores y otros encajes que atascaron en 1965 la disposición original que cubrió el San Marcos moderno y contemporáneo; el mismo que hoy se reduce a ceniza bajo la tenaza y la cizalla.

Los responsables ofrecieron ayer un recorrido futurista sobre un escenario barroco que aventa un nuevo renacimiento: allí, sobre el piso falso del viejo encofrado y el hormigonado que desmontan los operarios con el tiento parsimonioso que exige una estructura sobre forjado y hormigón y bovedilla.

La actuación puede resultar más reseñable porque viene a devolver al Parador San Marcos la volumetría original. La planta baja dará cabida a los usos públicos del parador, explicó la arquitecta del proyecto; cafetería, zona de reuniones, salones,; en la superior se dispondrá de una galería que servirá de circulación para la zona del hotel que en esta primera fase va a delimitarse con 52 habitaciones; el patio, rectangular, cerrado y suntuoso, será el principal referente de este nuevo San Marcos que se tiene que resolver en el próximo año y medio de obras.

Desde el mes de abril se comete el vaciado interior de la zona noble. De acuerdo con los planes iniciales, el hostal reabrirá sus puertas en marzo de 2020, según reza el cartel que recibe en la puerta principal tras una valla de obra que no deja entrever el fastuoso remozado que se acomete de muros adentro.

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