No es más práctico lo que es más extenso

m.a.z. | león

Había loado Fernando Rey la presencia en el acto de Javier Amoedo, el Procurador del Común. Y en la misma nómina de figuras eminentes que bien pudieran merecer un cargo similar, Tomás Quintana disertó en la lección inaugural bajo el epígrafe Cambio de paradigma: del urbanismo expansivo a la sostenibilidad .

Fue un repaso por la historia de las leyes, reglamentos y planes urbanísticos en España, en la que consideró que «a nadie deben dejar indiferentes, pues sobre el complejo normativo que forman se asientan las ciudades y los pueblos, grandes y pequeños, en que vivimos; y del acierto con que haya sido concebido ese conjunto de normas depende en buena medida que nuestras vidas sean placenteras o enojosas».

Catedrático de Derecho Administrativo de la Facultad de Derecho, defendió que se aborden sin demora medidas que permitan dar solución al modelo de urbanismo que ha creado ciudades expansivas, dispersas y fragmentadas, que resultan «difícilmente sostenibles en términos económicos», dados los elevados costes que supone a la administración la prestación de los servicios públicos, y los continuos desplazamientos interurbanos que han de realizar los ciudadanos.

«La ciudad expansiva, dispersa y fragmentada que resulta difícilmente sostenible en términos económicos debido a los elevados costes que supone a la administración la prestación de los servicios públicos, así como los continuos desplazamientos intraurbanos que han de realizar los ciudadanos, puede ser escasamente competitiva como polo de atracción de inversiones, a lo cual ha de añadirse la acumulación de espacios amplios destinados a ser objeto de transformación urbanística, con proliferación incluso de terrenos interzonales con ese mismo destino pero que no han llegado a ser urbanizados como consecuencia de la crisis económica», explicó en su discurso, que cerró haciendo votos para no haber puesto a prueba la paciencia del auditorio parafraseando el mito de Tántalo «condenado al sufrimiento eterno por cometer tres acciones pecaminosas, como tres partes tuvo esta lección inaugural».