Diario de León

movimientos migratorios

León recibe una avalancha de solicitudes de asilo por el éxodo que vive Venezuela

La demanda de refugiados del país latino crece y copa el 63% de peticiones de protección internacional.

La mayoría de peticionarios de asilo que llegan a Accem son jóvenes y viajan con su familia.

La mayoría de peticionarios de asilo que llegan a Accem son jóvenes y viajan con su familia.

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León

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p. infiesta | redacción

La complicada situación por la que atraviesa Venezuela debido a su inestabilidad política y el contexto socioeconómico, con tasas de inflación disparadas, está provocando uno de los mayores movimientos migratorios de los últimos años. Naciones Unidas estima que 2,3 millones de venezolanos han abandonado su país en los últimos años a causa de la crisis y la provincia de León no está siendo ajena a ese fenómeno.

Según los datos proporcionados por el Cuerpo Nacional de Policía en León, a lo largo de este año ya se han registrado 78 peticiones de asilo de venezolanos, cuatro veces más que de colombianos y siete más que de ucranianos, las dos zonas que engrosan el listado de peticiones.

El país latino está generando este año el 63% de las 123 demandas de refugio que ha recibido la Comisaría leonesa. Los datos son significativos, puesto que en conjunto se recibieron solicitudes de habitantes de diez países, pero sólo una de sirios, guineanos, palestinos, nigerianos y moldavos.

Además, se aprecia un crecimiento de las instadas por venezolanos respecto al año pasado, en que fueron 68, y desde Colombia, que se han doblado, pasando de 9 a 21. La Asociación Comisión Católica Española de Migración (Accem), encargada de la fase de asesorar y acompañar a los peticionarios de asilo, también confirma ese aluvión. De las 180 personas que han atendido este año, la mayoría proceden de Venezuela. Los demandantes intentan regularizar su situación con peticiones de asilo por motivos políticos y vulneración de derechos humanos.

Además, por segundo año consecutivo, las solicitudes de protección internacional procedentes del país latino encabezan el listado de las nacionalidades de aquellas personas que llegan a León en busca de refugio, alegando riesgo para su integridad por la persecución política que sufren. «Llegan aquí, normalmente, porque conocen a alguien, y la mayoría son hombres solos o familias con dos y tres hijos. No vienen casi personas mayores, casi todos son jóvenes», comenta la responsable de Accem, Encarna García.

La asociación destaca que las ‘oleadas’ de nacionalidades se han producido de manera escalonada en la provincia. Así, Las personas acogidas procedentes de Armenia llegaron a León entre los años 1994 y 2000; los colombianos entre 2000 y 2006 y los ciudadanos sirios, a partir de 2013, si bien también se registraron casos en 1996, 2006, 2007 y 2008. Ahora toca de Venezuela. También han gestionado de otras nacionalidades, como los procedentes de Costa de Marfil, India, Argelia, Irán, Venezuela y Ucrania.

García indica que una de las características que imprimen el espíritu de Accem es su programa de reasentamiento. La primera familia que atendieron dentro de este proyecto, que consiste en traer a personas acogidas por terceros países, procedía de Sudán y llegó a León en 2012.

Por otro lado, también funciona el plan de residentes del Centro de Acogida por año y concesiones de Asilo y Protección. Las concesiones de asilo y de protección subsidiaria que se concedieron en el último cuarto de siglo fueron por diferentes motivos, entre los que destacan, por orden de importancia, las opiniones políticas, el conflicto bélico, orientación sexual, raza y motivos familiares.

Durante algún tiempo, además del Centro de Acogida para solicitantes de protección internacional, se añadieron plazas para atender usuarios inmigrantes, principalmente procedentes de Canarias, y como primera acogida de solicitantes de protección internacional. Las peticiones que se tramitan desde León, partiendo de que España es el destino favorito de los venezolanos en Europa, obedecen a una especie de efecto llamada, sin olvidar los lazos familiares y la afinidad cultural.

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