Diario de León

MEMORIA VIVA DE LA CÁMARA

«Las huelgas son un enorme sacrificio para los trabajadores, ahora están mejor informados»

ANTONIO DÍAZ CARRO / SECRETARIO DE LA CÁMARA DE COMERCIO E INDUSTRIA DE lEÓN

Carro deja el puesto de secretario general de la Cámara de Comercio e Industria después de casi 39 años en el cargo. RAMIRO

Carro deja el puesto de secretario general de la Cámara de Comercio e Industria después de casi 39 años en el cargo. RAMIRO

León

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Antonio Miguel Díaz Carro (Bembibre, 1937) recibe mañana el homenaje de la Cámara de Comercio e Industria de León, en la que ha actuado como secretario general desde el 1 de marzo de 1980 hasta ahora. Abogado, ocupó diversos cargos en la Organización Sindical Española y el Ministerio de Trabajo y ha tenido una intensa actividad como formador y asesor laboral.

—La suya ha sido una trayectoria profesional larga e intensa, ¿qué balance general hace?

—Sólo en la Cámara casi 39 años. El balance desde el punto de vista personal es positivo, desde el de la Cámara tendrán que decirlo otros. He estado a gusto y sigo a gusto, ha sido un trabajo fructífero. He compartido la actividad cameral con cuatro presidentes, y he tenido la suerte de que con todos he terminado siendo amigos. Eso ha sido muy importante.

—Ha prolongado mucho su vida laboral, ¿qué le anima a tomar la decisión ahora?

—Me había propuesto marcharme cuando terminaran las elecciones, pero este último proceso se demoró más de lo previsto. Creo que mi etapa está suficientemente cumplida. Cuando llegué a la Cámara ya tenía una trayectoria profesional importante. Había estado 16 años en los sindicatos verticales y en el Ministerio de Trabajo.

—En el plano personal es un hombre con inquietudes, ¿a qué va a dedicar el tiempo ahora?

—No lo sé, no me ha dado tiempo a pensarlo. Pero además del disfrute lógico de la vida me dedicaré a leer y escribir. He publicado varios libros de historia.

—Es experto en Derecho Laboral y ha vivido muchos cambios en este ámbito, ¿qué opinión le merece la reforma laboral y la situación del mercado de trabajo?

—Comencé cuando la jubilación todavía estaba fijada en los 60 años, me resulta un tanto extraña la política del Gobierno que anuncia jubilación a los 65 años cuando la vida va por otro lado, a alargar la etapa laboral. En cuanto al mercado laboral, antes había un buen número de empresas muy grandes, y eso se ha terminado. La forma de trabajar también es distinta, antes se requerían muchas especialidades laborales concretas, ahora las empresas buscan trabajadores adaptados a sus necesidades concretas. También está claro que el número de contratos existente es imposible de controlar, sería necesario reducirlos. Antes había un contrato de aprendizaje, que debía implantarse de una forma evolucionada y adaptada a los tiempos, para que los jóvenes pudieran entrar en las empresas y aprender.

—Ha trabajado también en la Fundación Universidad Empresa, ¿es tan difícil lograr que el Campus forme en las necesidades que tienen las empresas?

—Creamos en su día la Fundación Universidad Empresa, era rector Cordero del Campillo y presidente de la Cámara Emiliano Alonso Sánchez-Lombas, y yo hice los primeros estatutos. Precisamente ese era el objetivo, promover un mayor contacto entre las dos partes. En España la universidad siempre ha sido un ente superior, en su nube; y tiene que bajar a la tierra y sobre todo a las empresas, para dotar de lo que necesitan. Indudablemente ha habido progresos en este campo.

—Buena parte de su actividad se centró en mediar en épocas de gran conflictividad laboral.

—Era difícil especialmente para los trabajadores, porque la participación en una huelga era causa de despido. Hubo huelgas muy duras en Villablino, el Pozo Julia de Antracitas de Fabero, la Vasco,... Me tocó mediar, y tengo la satisfacción de haber contribuido a lograr acuerdos importantes. Fue una etapa muy importante en mi vida.

—Todas aquellas movilizaciones, ¿cómo contribuyeron al avance de derechos laborales?

-De forma muy importante. En 1962 yo estaba haciendo la milicia universitaria, pero aquella huelga en Asturias fue la que dio lugar al primer salario mínimo en España, que era de 60 pesetas.

—Hemos vivido años de crisis muy difíciles para los trabajadores, pero la conflictividad laboral está en mínimos. ¿Por qué?

—Los trabajadores se han dado cuenta de que con las huelgas se consiguen cosas, pero a costa de un sacrificio muy alto también de sus familias, y no siempre consiguen sus objetivos. Además ahora están mejor informados, y saben hasta dónde pueden llegar.

—La situación de la economía leonesa está siendo difícil, y hay escepticismo sobre el futuro. ¿Cómo ve esta realidad?

—La economía leonesa se basaba fundamentalmente en la agricultura y la ganadería y en la minería. La ganadería desapareció con la entrada en la Unión Europea, no supimos mantenerla y era una baza muy importante en León. Con la minería todos sabemos lo que ha pasado. Con todo eso la economía provincial se hundió, y eso nos lleva también al descenso en la población. Creo que hemos tocado fondo, y a partir de ahora se van a abrir nuestras perspectivas. Las comunicaciones tienen que convertir a León en el eje del Noroeste, y tras el fiasco de Vestas se abre una perspectiva importante para la provincia. Creo que lo vamos a conseguir. Aunque tardará, la reindustrialización no será de un día para otro.

—Las cámaras han vivido un cambio drástico, antes aglutinaban a todo el mundo y ahora tienen que pelear por las cuotas.

-Cuando yo llegué a la Cámara era modesta, el primer presupuesto era de 20 millones de pesetas y teníamos 6 empleados. A partir de ahí, con la desaparición de la organización sindical, empezaron a desarrollarse y conseguimos una implantación socioeconómica muy fuerte. Hubo unos años muy buenos, de trabajo y desarrollo de proyectos. Hasta que el Gobierno de Zapatero dispuso anular las cuotas de las cámaras, que era nuestra fuente principal de financiación. Empezamos a perder dinero, hemos sobrevivido con la hucha que teníamos. Ahora se ha aprobado la Ley de Cámaras de Castilla y León, que introduce un nuevo sistema de financiación que nos asegura unos fondos estables para acometer las tareas que tenemos encomendadas.

-¿Qué papel tienen que jugar las cámaras ahora?

-Hay dos papeles que estamos cumpliendo, uno la formación. Nos hemos volcado en el Programa Integral de Cualificación y Empleo para los ‘ninis’. Hay formados ya en esta Cámara más de 700 formados, y se están colocando en las empresas. Otra función es la creación de empresas, en su momento pusimos en marcha las ventanillas únicas. Y otro es el comercio exterior, facilitando a las empresas las ventas fuera del país.

-En Castilla y León se presume de la estabilidad que ha facilitado el Diálogo Social.

-La paz social da a las empresas una seguridad tremenda. Sobre todo para pensar en el futuro de las actividades y las inversiones.

-Su Bembibre natal ha sido uno de los objetivos de su curiosidad histórica, ¿cómo le ha afectado el declive minero?

-Indudablemente le ha afectado, pero en su día tuvo el acierto de crear un polígono industrial que está funcionando extraordinariamente bien, está prácticamente completo, y va a ampliarse. Gracias a eso ha soportado bastante bien en comparación con otras poblaciones mineras.

—Llevábamos muchos años diciendo que la minería desaparecía, pero ¿ha tenido un final abrupto?

-Sí, pero es que no hemos sabido encajarlo, porque estaba cantado. También tuvimos minas de oro y se terminaron. Lógicamente el carbón tenía que acabar, al menos la pujanza que tuvo hay que asumir que ya pasó a la historia.

-Como apasionado de la historia ¿qué lecciones tenemos que aprender para no repetir errores?

-Si no conoces la historia vas a caer en los mismos errores, está claro. Ya hemos vivido la Guerra Civil, con la división de las dos españas. Parecía que estaba superado y ahora vuelve aquella vieja historia. No es buen camino. Tenemos que recordar lo ocurrido, asumirla y pasar página. No despreciarla, ni ocultarla; tenerlas presente para no caer en los mismos errores.

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