Diario de León

INNOVA / MUNDO DIGITAL

León gana una ciudad en la red

Mariam Gancedo ha sabido proyectar con palabras una ciudad virtual tan acogedora que ya alberga a 70.200 personas de los cinco continentes. En tres años, las ha alimentado con 5.000 frases.

Mariam Gancedo ha escrito muchas de sus frases en servilletas de papel que después vuelca en Bailando las Letras. Su imaginación también ha gestado un libro.

Mariam Gancedo ha escrito muchas de sus frases en servilletas de papel que después vuelca en Bailando las Letras. Su imaginación también ha gestado un libro.

Publicado por
PILAR INFIESTA | LEÓN
León

Creado:

Actualizado:

En la ciudad internauta que ha creado la leonesa Mariam Gancedo no existe riesgo de despoblación. Cada día gana ‘vecinos’ con una fórmula magistral llamada Bailando las Letras. Desde esa página de facebook abre su corazón al mundo y hace latir a más de 61.200 seguidores. La Red se ha convertido en su mejor aliada. Un altavoz que propaga sus flechas dialécticas a los cinco continentes desde un móvil, una tablet o un ordenador.

Su desbordante imaginación, sus experiencias vitales, sus alegrías y sus tristezas se habrían quedado escondidas en servilletas de papel sin destinatario, si no hubiera decidido volcarlas al mundo digital. Pero algo cambió el 27 de septiembre de 2016. Ese día, Mariam Gancedo (la ‘m’ por Martínez) comenzó a teclear sus ocurrencias en la Red y a tejer, primero un pueblo de 13.500 fans, después una villa y hoy, multiplicados por cinco y sumados a los 9.000 admiradores de Instagram, constituirían la segunda ciudad con mayor población de León.

Su gancho no es fácil de imitar, ya que se asienta en la propia personalidad de esta leonesa que transforma lo cotidiano en frases llenas de esperanza.

Un don que ya apreció el escritor Ricardo Gullón cuando acudió a dar una conferencia al instituto Legio VII. Ella le hizo mil preguntas, le confesó sus ganas de novelar y él le dijo «que intentarlo constituía ya un éxito. Algo que me quedó muy grabado, porque Gullón había conocido a Manuel Machado y a Federico García Lorca, hombres sencillos, nos dijo, sin estudios de literatura, pero que han escrito obras magníficas».

Gancedo vuelca en Internet líneas y relatos que suelen ir acompañadas de fotografías sugerentes. Decenas de seguidores las comparten y se las dedican a otras personas extendiendo sus pensamientos por el Planeta. «No hay día que no reciba mensajes dándome las gracias por las publicaciones, bien porque se sienten identificados o porque les han ayudado a superar algún trago. Incluso me piden consejos», indica. Esta leonesa ha cosechado un éxito arrollador en el espacio cibernético, donde ya ha colgado 4.900 frases y relatos cortos.

Como saetas, llegan a su mente desde cualquier punto, cuando camina por la calle, cuando se sienta en el sofá de su casa, al despertar o al acostarse. Son fruto de su invención, una fuente inagotable de vocales y consonantes que le brotan por Vivir con mayúsculas, caer y levantarse. Porque, ¿quién se ha librado de los baches existenciales, quién no se ha desgarrado por amor y desea volver a sonreír, recuperarse y ser valorado?

Para ella, la felicidad es escribir. Una válvula de escape que comenzó a utilizar a los cinco años para mantener a raya una cierta soledad. Su madre estaba enferma y le tocaba pasar muchas horas en casa. No echó de menos salir a jugar con otros niños. Se enfocó en dibujar con palabras otros mundos, en protagonizar decenas de vidas llenas de color y alegría. Incluso exploró la poesía. Unas rimas de premio escolar que le arrebataron y no le dejaron leer bajo el pretexto de que su voz era demasiado ronca.

La escritura la salvó de la realidad, no siempre amable, al igual que su sentido del humor. Una ironía que le ha venido como anillo al dedo al dar el gran salto al mundo virtual hace casi tres años. Curiosamente, ese paso lo realizó animada por varios compañeros del gimnasio, tras una cena. «Quisieron leer un libro que había escrito coincidiendo con la separación de mi marido. Les gustó y me animaron a seguir. Me dio por hacer una página en facebook que era como un diario, como si me contara las cosas a mí. Desde luego, nunca pensé que podría tener tanto éxito. Si no es por la red social, mis textos seguirían en casa sin conocerse. Ahora he descubierto también Instagram y logró mayor repercusión con cada relato», recuerda.

Sus frases han hechizado, especialmente, a internautas de Latinoamérica, pero han sido compartidas por fans de EE.UU, África, Europa, Asia y Australia. Muchas parejas incluso se las dedican. El mundo virtual de Facebook e Instragram esparce las píldoras verbales de esta leonesa por el mundo sin moverse de la ciudad. Algunas son vistas por cinco millares de personas y otras por hasta 140.000.

Gancedo reconoce que todo lo que escribe «es porque lo siento. No puedo escribir nada que no sienta o haya vivido». También sabe que es un poco «payasa y muy irónica», bromea. Al sacar punta, reírse hasta de lo más dramático y mirar desde otro ángulo la vida, ha logrado un apabullante eco en Internet, porque sus seguidores la buscan para agradecerle sus líneas de ánimo al sentirse identificados con lo que cuenta, por encontrar consuelo y aliento en sus palabras. Parece un milagro, esa conexión, pero así es la Red, un amplificador de una gran contadora leonesa de historias que ha acogido en su gran ciudad internauta a nada menos que 70.200 personas.

Una ciudad abierta a todos: altos y bajos, simpáticos y aburridos, delgados o fuertes, porque el ‘alimento’ diario que aporta Mariam Gancedo a esa localidad virtual hace latir el corazón de los lectores e incluso iguala a ricos y pobres. No en balde dicen que la escritura es un arma más poderosa de lo que jamás llegará a ser un puño.

Para resaltar las palabras, usa fotografías bien escogidas. Unos días sube una o dos frases, otros más. Esta leonesa se estrenó ciberneticamente con un relato de catorce líneas, con un café solo «como una erre sin vocales», en el que reconocía que «nunca hay que llorar más que el tiempo que tardas en apurar la taza de café, porque al incorporarte siempre podrás preparar más. Y un café recién hecho sabe mucho más rico que aquel que se enfrió».

Cree que atender durante décadas a su madre moldeó su carácter como escritora. «La cuidé toda la vida, más que a mí, y no me arrepiento, porque la quería y sé que ella empuja en todo esto bueno que me está sucediendo. Su humor fue lo que le permitió vivir tantos años. Fue un ejemplo vital», señala.

La muerte de su progenitora, sobre la que giraba su vida, fue un golpe que la recluyó cuatro años en las paredes de su vivienda. «No podía escribir, leer... engordé 11 kilos», recuerda. Tras un duelo amargo, su fuego interno volvió a ponerla de pie y la regaló Internet. Una plataforma insospechada para llegar al público, para saber que gusta, para darse cuenta que los reveses de la vida dejan un poso que ella es capaz de encarar y contar. Exprimir los altos y bajos del camino es una tarea que borda sin pretensiones.

«Claro que me gusta que den al like, tener una buena cosecha de ellos, porque no creía en mí, y con esos me gusta y los mensajes que mandan muchos de los seguidores estableces un contacto nuevo con personas muy interesantes, que han pasado por problemas y alegrías similares», indica.

La difusión virtual de sus pensamientos, la ha animado incluso a lanzarse a escribir una segunda novela: Shei. Cien guerras, una batalla. La historia de una periodista que vive en China. «Yo me meto en el relato, lo vivo como si fuera ella, de forma intensa, pero si perdiera el archivo donde lo guardo en el ordenador, no sabría volver a escribirlo, me sorprendo al releerlo y pensar, ¿ésto lo escribí yo, de verdad?», admite.

También señala que cada una de los personajes los vive en su cabeza, «todos poseen una historia detrás y les llego a querer y visualizar de forma tan clara que es como si fueran de la familia».

Como los grandes escritores, expresa grandes cosas con pequeñas palabras, y mantiene un ritmo frenético de intercambio de mensajes con sus seguidores, a los que contesta casi siempre y en un corto espacio de tiempo. Un calor verbal que agradecen de mil formas. Con una de sus últimas publicaciones, logró un millar de fans nuevos, que contribuyen al efecto rebote de sus frases en la Red, al compartirlas en sus perfiles de facebook. Una onda que llega al mar y lo cruza en todas las direcciones.

Y es que escribir, quizás, sea la manera más profunda de leer la vida.

tracking