Diario de León
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Nacido en la localidad de Villamizar el 22 de enero de 1928, Rafael Ampudia González era hijo de Matías y Juliana. Sus vecinos aún le recuerdan como "el auténtico sacerdote de vocación, humano, muy humilde y siempre pendiente de los ancianos y de la gente más necesitada". Efectivamente, cursaría estudios en el Seminario de León, recibiendo el presbiterado el 29 de marzo de 1952. Su primer destino sería como coadjutor en Villalón, desde el 31 de octubre de 1952 al 23 de enero de 1953. Sociólogo de profesión, desde el mes de enero de 1953 fue profesor supernumerario en el Seminario Menor San Isidoro, además de docente en la Escuela social "Nuestra Señora del Camino" a partir del 16 de octubre de 1961, donde era especialmente querido por sus alumnos. De marzo a octubre de 1962 sería nombrado coadjutor en la iglesia de San José, de Las Ventas. Y en vísperas de las Navidades correspondientes al año 1966, ocuparía un puesto de vocal en la Comisión Diocesana. El Padre Ampudia fue además arcipreste de San Marcelo y miembro del Consejo Presbiteral, aunque su mayor dedicación personal la centraría en los fieles de la llamada Tercera Edad. Sería el fundador del Hogar "Víctor de Felipe", centro de recreo y esparcimiento para los ancianos de la parroquia de San Isidro Labrador, a la que se incorporó como ecónomo el día 1 de enero de 1970. Y no sólo esto, pues también organizó varias mini-residencias en distintos edificios capitalinos, destinados a la acogida de los mayores leoneses carentes de recursos económicos. Afectado por un devastador cáncer, falleció el 13 de marzo de 1993, a los 65 años de edad, sin ver cumplido el mayor de sus sueños: la creación de esa iglesia que habría de aguardar hasta el año 2000. Su funeral, en el que participó el obispo de León, Antonio Vilaplana, y más de un centenar de sacerdotes de toda la diócesis, supuso una auténtica manifestación de dolor popular. Tras el oficio celebrado en la parroquia de San Juan y San Pedro de Renueva, alrededor de un millar de asistentes dedicaron los últimos aplausos al hombre que dejaría eterna huella en el barrio.

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