Culto al rock diabólico

Esta noche el grupo madrileño Dover rendirá culto al rock en el Palacio de Deportes. La cita, en esta ocasión con entrada, comenzará a las diez. Hoy, la banda que lideran Amparo y Cristina Llanos, y completan Jesús Antúnez (batería) y Alvaro Díez (bajo), se presentará ante el público leonés en un concierto cuyo precio de entrada es de cuatro euros. El sonido Dover ha traspasado fronteras y más tras vender medio millón de discos de su álbum Devil came to me. Es muy curiosa la trayectoria del grupo madrileño. El nombre de Dover surgió de una marca de ropa para señoras de la tienda que tiene la madre de las hermanas Llanos en Majadahonda, Madrid. A Amparo le sonaba bien y era fácil de recordar, así que con él se quedaron. Triunfaron con un disco independiente de punk-rock con grandes dosis de recuerdos pop. Pero con su creciente éxito y su aumento de ventas de discos, Dover va aumentando sus guitarrazos, la velocidad de las canciones y los decibelios. El poder del directo que caracteriza a la formación no defraudará a los leoneses, que acudan a la cita. Cantar en inglés no ha supuesto para ellos mayores incovenientes que ser lanzados al estrellato. Su estilo agresivo ha sido imparable gracias al éxito de Late at night y I was dead for seven weeks in the city of Los Angeles. Este es el nuevo álbum del grupo, editado el 17 de septiembre de 2001. Ha sido número uno de las listas en España y en algo más de una semana, tras salir al mercado, vendió más de 125.000 discos. La banda es deudora del sonido de grupos como Nirvana o Perl Jam. Las hermanas Llanos ya han superado con creces sus deseos de éxito, ya que han sido reconocidas con el premio Ondas o el MTV 2.000, al Mejor Artista Español. Un final que nadie esperaba cuando Amparo le enseñó a tocar la guitarra a Cristina y a la vez, la aficióno a sus preferencias musicales. Esta buena sintonía entre las dos hermanas tiene como fruto su primer trabajo llamado Sister. Pero es con Devil came to me, en 1997, cuando alcanzan su mayor éxito. El disco se grabó y se mezcló en 20 días en Madrid y costó unas 800.000 pesetas. La portada del mismo, un diablo humanizado y algo onírico, está en total consonancia con el título y el tema que abre el disco El diablo vino a mí. Dover consolidó su ya previsto éxito con el primer single del segundo álbum, Serenade. Así, el cuarteto se vuelve para la crítica el mejor grupo en el panorama musical independiente español. Desde entonces las hermanas no han dejado de triunfar y han logrado un estilo propio e inconfundible apostando por el inglés. Aunque ellas afirman que el rock es rock en cualquier idioma. Tras visitar León el pasado año para firmar discos en su promoción, Dover vuelve esta noche con su rock agresivo.