Diario de León

La tradición de las Cantaderas se revivió un año más en la Catedral

Con la Iglesia hemos topado

El Consistorio y la Iglesia reavivan cada año la llama de una discusión que se pierde en la memoria de los siglos: Oferta o foro, obligación o devoción... La tradición de las Ci

Mario Amilivia, síndico de la Corporación, defendió la postura del Ayuntamiento ante la eclesial

Mario Amilivia, síndico de la Corporación, defendió la postura del Ayuntamiento ante la eclesial

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Bardón Turuelo Redacción - LEÓN.
León

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Las fiestas en honor al patrón de la ciudad, San Froilán, comenzaron ayer con la tradicional fiesta de las Cantaderas. En una popular ceremonia, el Ayuntamiento y el Cabildo rescataron del tiempo la antigua discusión de las Cien Doncellas. Los unos dicen que la ofrenda es voluntaria, los otros que es una obligación del pueblo leonés. Así, la Corporación salió del Ayuntamiento viejo y, subiendo por la calle Ancha, llegó hasta la Catedral escoltando a las jóvenes Cantaderas, «espejo de la belleza y lozanía de las leonesas», en palabras del propio Mario Amilivia. Una vez allí, entre los cientos de curiosos que se reunieron alrededor de los duelistas, alcalde y doctoral comenzaron a exponer las razones que les sobraban y las sinrazones que desasistían a su oponente. Como cada año la discusión terminó sin zanjarse y Mario Amilivia y Lucio Panera, doctoral de la Catedral, sellaron con un abrazo de armonía no la paz, sino un armisticio que promete continuar en el 2003 por estas fechas. Tradición centenaria Las Cantaderas eran las jóvenes procedentes de cada una de las cuatro parroquias de León -San Marcelo, San Martín, el Mercado y Santa Ana- e iban precedidas por la Soldadera, la mujer que los reyes enviaban para acompañar a las doncellas del tributo en su peregrinar por el Islam, y que hoy la tadición a sustituido por una muchacha disfrazada de mora que va guiando la danza. La tradición se mantiene y hoy un grupo de mujeres leonesas canta y baila romances en el claustro de la Catedral como testimonio de ofrenda y gratitud. El carro, las Cantaderas y la Sotadera, la Corporación, los maceros, la guardia de gala y el pendón real acompañan, en un ritual de emoción contenida, al concurso desfile de carros engalanados a la antigua usanza y a varias decenas de coloridos pendones.

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