El rector de la Universidad subraya en su discurso la integridad del patrón
Penas por San Marcelo
Como cada año, la corporación municipal se vistió con sus mejores galas para celebrar la festividad del patrón de la ciudad, San Marcelo. En esta ocasión, la comitiva de
El 29 de octubre del año 298 después de Cristo, el centurión romano nacido en el campamento de la Legio VII fue degollado en Tánger por no querer celebrar el cumpleaños del emperador y honrarle con presentes. La ciudad de León, cada año, celebra la festividad de su patrón, en la que participan los miembros del Ayuntamiento y del Cabildo Catedralicio. Ayer, pasado el mediodía, la corporación municipal salió del Ayuntamiento engalanada para la ocasión y acompañada por el rector de la Universidad de León, Ángel Penas. La comitiva se dirigió por las calles de la ciudad hasta la Catedral, sorteando a los ciclistas que habían participado en el Día de la Bici. Allí, fueron recibidos por el Cabildo. Después del intercambio de saludos, todos juntos regresaron caminando a la iglesia de San Marcelo, donde se ofreció una misa en honor al patrón de la ciudad. Durante la homilía se hizo un recorrido por la vida de este santo, casado con Santa Nonia y a los 12 hijos que tuvo el matrimonio. A su vez, Ángel Penas hizo referencia a las virtudes de San Marcelo, entre ellas su fortaleza. Además, aseguró que uno de los aspectos que más había que destacar de este santo era «su generosidad y su integridad, ya que la una sin la otra no pueden darse y el resultado de esta suma es la justicia y la igualdad», aseguró el rector de la Universidad. En este sentido, Penas añadió que le gustaría que muchas de estas condiciones «anidaran» en la vida de los universitarios leoneses. La figura de San Marcelo está muy ligada a la ciudad de León. Nacido en el campamento que el Imperio Romano fundó entre los ríos Torío y Esla el ciudadano se convirtió en centurión y se caso con Nonia, que también se convirtió en santa. San Marcelo se negó a celebrar los actos del cumpleaños del emperador romano y fue juzgado por ello. El encargado de impartir justicia, era el pretor que se encontraba en Tánger. Allí fue conducido el ciudadano leonés donde fue condenado a muerte. Degollado, sus restos permanecieron en esa ciudad, en una iglesia en su honor. Cuando en 1471 las tropas cristianas conquistan Tánger traen consigo los restos del santo que en 1493 llegan a León. Para esta ocasión Fernando el Católico acudió a la ciudad y se depositaron las reliquias en una iglesia situada en el mismo lugar en el que en la actualidad se encuentra la de San Marcelo. Un derrumbe en una torre hace necesaria la construcción de un nuevo templo, que se levanta en el mismo lugar, ya en honor al patrón de la ciudad. Posteriormente, los restos se guardaron en una arqueta de plata, albergada en el templo. El escultor Gregorio Fernández, realizó una talla que acompaña las reliquias del santo en la céntrica iglesia leonesa.