Diario de León

LEY DE MEMORIA DEMOCRÁTICA

La calle Pilotos Regueral cambia de nombre en León

-Proponen dos alternativas: Botines, en reconocimiento al comerciante que puso el germen de la casa o un nombre de mujer de los que hay pendientes -El cambio acabará con una de las 24 vías franquistas que quedan todavía en el callejero de León

Calle Pilotos Regueral, en el centro de León. MARCIANO PÉREZ

Calle Pilotos Regueral, en el centro de León. MARCIANO PÉREZ

León

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Fue la calle Pósito como referencia al depósito de cereal en el que se hacían los préstamos a los vecinos necesitados en condiciones ventajosas y, desde el 12 de junio de 1942, se renombró como Pilotos Regueral «en memoria a los dos aviadores del mismo nombre que dieron su vida por España».

Ahora, 80 años después, la vía que comunica la plaza de Santo Domingo con Ruiz de Salazar, entre el antiguo casino y el edificio Pallarés, conocerá una tercera vida. Pero todavía no se sabe si bautizada como Juan Homs y Botines, en homenaje al emblemático empresario catalán que dio origen al edificio, diseñado por Antonio Gaudí, que pasó al imaginario colectivo con su apellido, o con un nombre de mujer de los que están aprobados y a la espera de ubicación.

El cambio se proponía como «gesto simbólico que servirá para colocar a Juan Homs y Botines en el lugar que se merece: junto al edificio que Gaudí levantó para León en su nombre», como defienden desde la Fundación Obra Social de Castilla y León (Fundos), garante del legado de la casa museo. Pero la argumentación quedó en entredicho esta pasada semana, en  la última comisión informativa de Régimen Interior, que decidió dejarlo encima de la mesa después de que la concejala de la UPL María Teresa Fernández expusiera sus dudas sobre los méritos del comerciante. Por el momento, sin unanimidad, se deja a la espera, pese a que el dictamen argumentaba que además se cumple con con los dictados de la Ley de Memoria Histórica, en función del informe del callejero realizado por el área de Historia Contemporánea de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de León, en el que se les cita a los Pilotos Regueral como «aviadores del bando sublevado». 

El cambio seguirá la senda que en este mandato ya se ha transitado para otras dos vías incluidas en el informe: la plaza Millán Astray, en Armunia, que pasó a denominarse Manuel Quijano, y Capitán Cortés, que luce ahora como Guardia Civil en homenaje por haber albergado el primer cuartel en la ciudad de la Benemérita.

Quedan en cambio otras 23 , conforme al documento, entre las que se encuentra la que tiene uno de los dos hermanos aviadores, Fernando González Regueral, en Armunia, pero en cambio no afecta a la que existe en la ciudad, donde el reconocimiento se aprobó para el abuelo, asesinado en 1923 presuntamente por Durruti. A mayores, quedan General Aranda, General Lafuente, General Millán Astray, General Mola, General Sanjurjo, General Yagüe, Generalísimo Franco, Carlos Pinilla —que afecta tanto a la avenida como a la glorieta—, Alférez Provisional, José Antonio, José María Fernández, Mariano Domínguez Berrueta, Obispo Almarcha, Obispo Álvarez Miranda, Teniente Andrés González, Calvo Sotelo, Campanillas, Fernández Ladreda —en la que hay 1.662 empadronados—, José Aguado y Roma.

La justificación alumbra el nuevo nombre de la calle, que implicará un cambio de domicilio postal y fiscal para los habitantes de los tres portales que dan cara a la calle.

Falta saber si la denominación reconocerá al final «la figura del comerciante catalán coincidiendo con el 130 Aniversario de la construcción del edificio», como se resalta en la propuesta firmada por Fundos. El reconocimiento, según los promotores, cumpliría una «doble finalidad de homenaje al empresario, que realizó importantes donaciones benéficas para las asociaciones leonesas», además de que tuvo un importante «papel en el germen de la construcción del espectacular edificio que se ha convertido en una referencia internacional de la arquitectura y de la museística».

El informe abunda en que «Homs y Botines está íntimamente ligado a la construcción de la Casa Botines, encargada por los que fueron sus socios, herederos-continuadores del negocio, Simón Fernández y Mariano Andrés G. Luna».

En sus casi cuatro décadas en León, donde murió, «se convirtió en un personaje popular y enigmático en el imaginario colectivo», además de que «el singular y bello edificio que sus socios levantaron en la plaza de San Marcelo perpetúa en nuestra era el nombre y memoria de este comerciante catalán, que hizo realidad sus sueños e ilusiones en la ciudad de León», como recalcaron desde Fundos para fundamentar la petición.

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