Diario de León

La batalla por el Ayuntamiento de León. Esta vez no vale una escoba vestida

Diez confía en desligarse del PSOE para no perder voto, mientras Torre se aferra al rebufo nacional del PP para debatirle la lista más votada La UPL y Vox confían en rentabilizar su crecimiento con poder de influencia en pactos

Los colegios electorales se abrirán para decidir el repoarto de concejales en León. JESÚS F. SALVADORES

Los colegios electorales se abrirán para decidir el repoarto de concejales en León. JESÚS F. SALVADORES

León

Creado:

Actualizado:

León no alumbra mayorías absolutas. En las once elecciones anteriores al Ayuntamiento de León, sólo ha habido dos ocasiones para que el gobierno municipal quedara en una sola mano: en 1995, con el auge del PP de Mario Amilivia, y en 2011, cuando la debacle de la crisis del zapaterismo se llevó por delante a Francisco Fernández y aupó a Emilio Gutiérrez, el candidato blanco que la dirección provincial popular de Isabel Carrasco, número dos de aquella lista, se preció de colocar con la confianza de que «incluso una escoba vestida» iba a arrasar. No se avizora que vaya a reeditarse, ni mucho menos, como avalan todas las encuestas, coincidentes en augurar un reparto en el que los 27 sillones del salón de Plenos de San Marcelo se repartirán entre no menos de 5 grupos políticos. Quien quiera mandar tendrá que pactar o, en el caso de la fuerza más votadas, encomendarse a que los demás no se entiendan.

Objetivo socialista

El PSOE espera ganar y que el PP no pueda sumar con Vox, ni con la UPL para decidir cómo gobernar

La barrera de los 14 concejales que desbaratan el fiel de la balanza fía la resolución de las elecciones en el Ayuntamiento de León a las jornadas posteriores a este domingo 28 de mayo. La certidumbre alimenta la desconfianza del PSOE de José Antonio Diez, empeñado en esconder las siglas durante toda la campaña electoral para salvarse de la deriva que tiene la marca ligada a Pedro Sánchez. El regidor cree que puede solo. La estrategia ha hecho que el alcalde prescindiera por completo en su agenda de la participación de los ministros que le ofrecieron e, incluso, del talismán de José Luis Rodríguez Zapatero al que se encomendaba antes con devoción para que se le tuviera en cuenta.

La referencia ya no la tiene el alcalde en el PSOE. El devenir del mandato ha orientado el camino de José Antonio Diez hacia un referente que, pese a quedarle a desmano de las siglas, cuadra más con su gestión. Lejos de las políticas de izquierdas, pródigo en privatizaciones y externalizaciones de servicios, más que cercano a la patronal y los empresarios, devoto de los actos religiosos y castrenses, el regidor ha camuflado el socialismo para edificar una estrategia personalista que cuadra con su carácter. Para reforzarlo, incluso ha sabido vencer la distancia que antes mantenía con la calle para sentirse a gusto en los gestos populistas. Todo un capítulo de méritos suficiente para reclamar la herencia de Morano por imitación con más argumentos que cualquiera de los anteriores regidores del PP.

Otro horizonte

La UPL lograría 8 ediles si repite los resultados de las autonómicas de 2021, pero sabe que no llegará

El juego de quedarse solo ha diluido la campaña de Diez, quien más de medio año atrás aventaba un horizonte electoral más halagüeño y ahora se conformaría con una victoria en votos que a su vez no permitiese pactos en la derecha. A la contra, el PP ha intentado ganar presencia en el espacio público para dar vuelo a su nueva candidata, Margarita Torre, y sacar la cabeza por encima de los socialistas como partido más votado. Al revés que José Antonio Diez, los populares han vinculado por completo el mensaje a las siglas con la intención de que el rebufo de la ola nacional de Feijóo les deje antes a ellos en la playa de la plaza de San Marcelo.

Aunque el futuro de los dos mayoritarios, salvo catástrofe absoluta de los estudios demoscópicos, pasará por delante de la puerta de las dos formaciones a las que auguran un crecimiento sustancial las encuestas y que ya lo demostraron en los comicios autonómicos de hace apenas 15 meses. La UPL afronta los comicios con la vista en el retrovisor de esos resultados que colocaron al partido como el más votado, con un apoyo del 28,45% y 17.167 papeletas. Si se repitieran estas cifras, los leonesistas sumarían 8 concejales, el PP y el PSOE empatarían con 7 y Vox irrumpiría con 5. Aunque no se trata del mismo marco electoral, el aliento de esa repuesta ciudadana puede servir para que se conviertan en imprescindibles para la formación que quiera gobernar.

Objetivo popular

El PP fía su éxito a que el crecimiento nacional le dé músculo para vencer y jugar a la aritmética

Intentará que no suceda Vox. La formación de Santiago Abascal no olvida que hace cuatro años se quedó a tan sólo 24 votos de entrar por primera vez en la corporación, después de la polémica corrección de la mesa del colegio Pastorinas que les quitó los dos concejales que celebraban la noche electoral. Esta vez no sólo cuentan con estar, sino con ser parte. Aunque deberán hacer juego por encima de 14 con el PP, puesto que tanto la izquierda como la UPL ya han avisado de que no participarán en un tripartito en el que vayan los voxistas.

El margen se acota con estas líneas rojas. Aunque las posibilidades no pueden olvidar por ahora a Ciudadanos. La formación queda muy lejos de los cuatro concejales que han mantenido en los últimos 8 años. La candidatura de Justo Fernández vería como un éxito tan sólo entrar, mientras el resto de los grupos hace cuentas con los dedos de los beneficios que puede reportarles el naufragio: el PP confía en reclamar no menos de un concejal de ganancia en esta bolsa, el PSOE sabe que el mensaje de Diez no ofende a los votantes liberales, la UPL ya ha visto que incluso algunos de sus miembros, como el primer diputado por León de la historia del partido, Enrique Bueno, se ha afiliado a sus filas y Vox no hace ascos a los descontentos.

En el juego

Vox quiere decidir, tras quedar en 2019 a 24 votos de entrar, e IU y Podemos apuestan por su suma

No augura fortuna en ese pecio Podemos. La formación morada, que logró un concejal en 2019, pero lo expulsó por negarse a acatar la orden de la asamblea de que no votara con Diez, apuesta esta vez por no dividir voto en la izquierda con la suma de IU. La barrera del 5% de las papeletas válidas que marca la ley para alcanzar un edil no les asusta. La última vez el listón quedó en 3.223 apoyos. Si hubiera ido juntos entonces, habría logrado dos actas.

Aunque cuatro años después, el escenario ha cambiado. León se prepara para otro parto electoral. La custodia va a tener que ser compartida.

tracking