Diario de León

El éxito de León en la estratosfera

- Orange apoya al equipo creador del Gensat-I para seguir avanzando en los prototipos para sus lanzamientos - La primera misión recaba datos científicos para tres experimentos de la ULE

Una de las espectaculares imágenes recogidas por la minicámara. DL

Una de las espectaculares imágenes recogidas por la minicámara. DL

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Una altura de 30.000 metros, 45 minutos de descenso en paracaídas, una temperatura de 45 grados bajo cero y un desplazamiento de 100 kilómetros desde el punto de lanzamiento. Todo ello registrado a través de los datos enviados desde el satélite y de las 595 fotografías realizadas por la minicámara instalada en la sonda. Es la aventura del Gensat-I, el primer prototipo desarrollado por un grupo de ‘makers’ en León que ha llegado a la estratosfera, Una exitosa misión que devuelve a la Tierra gran cantidad de datos, y tres experimentos realizados en colaboración con la Universidad de León.

El lanzamiento del Gensat-I, una pequeña sonda de 400 gramos de peso, realizada manualmente y con un presupuesto de 350 euros, forma parte del Proyecto Servet, de la Fundación Ibercivis, que pretende fomentar la ciencia entre los ciudadanos. La iniciativa leonesa cuenta ya, para seguir avanzando en sus proyectos, con el apoyo de Orange, que, según destacan los autores del proyecto, «está intesada en colaborar y promocionar proyectos de este tipo para fomentar el desarrollo y el interés por la ciencia entre la ciudadanía».

El lanzamiento del Gensat-I se realizó el pasado 28 de octubre en Mallén (Zaragoza). El globo portaba ocho sondas (entre ellas la leonesa) cuyos proyectos habían sido seleccionados entre más de 250 en todo el país para participar en la propuesta.

El globo se elevó durante 65 minutos hasta alcanzar una altura de 30.000 metros. Entonces explotó, y el descenso en paracaídas de los prototipos se prolongó durante 45 minutos. «En su recorrido se registraron condiciones extremas de radiación ultravioleta y ausencia de presión barométrica. Y los sensores que habíamos incorporado registraron una temperatura mínima de 45 grados bajo cero», explica Antonio Prieto, protagonista de esta aventura estratosférica leonesa junto con Álvaro Castellanos, Laura Rodríguez y Ramón Ángel Fernández.

La sonda tomó tierra al sur de Barbastro, en la provincia de Huesca, a 100 kilómetros del punto donde había sido lanzada. Y en una zona de difícil acceso, que se localizó porque durante el vuelo el equipo que portaba fue enviando datos que permitían un seguimiento en tiempo real de la trayectoria, y su punto de aterrizaje.

Recogida la sonda, se recuperaron los datos grabados en las cuatro memorias SD que se habían instalado para controlar los experimentos. «La misión ha sido un éxito total, ahora falta analizar la gran cantidad de datos registrados», señalan esto ‘markers’, preparados ya para su próximo proyecto.

El prototipo realizó mediciones sobre el índice de radiación ultravioleta, los gases y compuestos que causan la destrucción de la capa de ozono, compuestos orgánicos volátiles o tensión barométrica. Además, comprobó el comportamiento termomecánico de la unión de un procesador con un disipador de calor, para constatar el acierto de una formulación matemática del Área de Mecánica de Medios Continuos y Teoría de Estructuras de la Universidad de León. También los efectos sobre semillas leguminosas de la radiación UV, ausencia de presión y baja temperatura, del Área de Fisiología Vegetal y de la de Biología Celular, también del Campus de Vegazana.

Es un primer paso en una ambiciosa misión científica que pretende no sólo obtener datos y realizar experimentos en condiciones que difícilmente están al alcance de personas que sólo cuentan con su entusiasmo para llevarlos a cabo. Sino poner en evidencia que el ingenio y la entrega pueden con todo. Hasta con un presupuesto microscópico para llegar a lo más alto. De momento, a la estratosfera.

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