Diario de León

TRIBUNALES

Condenan a 7 años de cárcel a un médico leonés por masturbar a una paciente en una consulta

- La joven tenía 23 años en el momento de los hechos y recibirá 5.000 euros de indemnización por las secuelas psicológicas

Una de las salas de vistas de la Audiencia Provincial. MÁZ

Una de las salas de vistas de la Audiencia Provincial. MÁZ

León

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La Audiencia Provincial de León ha condenado a una pena de siete años de prisión a un médico leonés, por masturbar a una paciente de 23 años en un centro de salud. El fallo comporta también una indemnización de 5.000 euros para la víctima por los daños psicológicos causados.

El médico tiene 63 años en la actualidad y antecedentes penales que ya han sido cancelados. Ejercía como médico -contratado por el Sacyl- en un Centro de Salud leonés. El día 25 de octubre de 2021, en torno a las 9 horas, la víctima acudió a la consulta que tenía programada con la enfermera matrona. El objetivo de la misma era valorar una amenorrea de ocho meses que aquélla padecía. Tras efectuar la historia clínica y completar una prueba de gestación (con resultado negativo), la matrona consideró que debía ser valorada por un médico especialista en ginecología y obstetricia.

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El volante para autorizar esta derivación debía ser expedido y firmado necesariamente por el médico de atención primaria de la paciente si bien, en alguna ocasión, esta autorización era firmada por la matrona, por delegación del médico, si éste consentía en ello, dada la especialidad de la materia a tratar.

Con la finalidad indicada, en torno a las 9.28 horas del mismo día 25 de octubre de 2021, llamó por teléfono al médico de atención primaria del Sacyl, que ese día le correspondía en su Centro de Salud de referencia -y que en esa jornada, por baja laboral de la médico habitual de aquélla, resultó ser otro. Tras explicar la situación y ofrecerse ella a firmar el volante interconsulta por delegación del médico -si él consentía-, el acusado dijo que prefería hacer él la gestión y que Sabina debía personarse en el Centro de Salud a fin de recoger -una vez expedido y firmado- el volante inter-consulta.

La joven fue trasladada en coche por su madre. Les acompañó la abuela. Llegados al Centro de Salud, sólo entró en el mismo la joven (así lo exigía el protocolo Covid de aquel momento). La madre y la abuela se quedaron en el vehículo. A las 10.31 horas, la enfermera del Centro de Salud, efectúo el protocolo covid a Sabina y tras ello, le pidió que esperase.

Tras una breve espera, a las 10,33 horas, la víctima entró en la consulta del doctor. Ya dentro, el acusado cerró la puerta (sin cerrar el pestillo), quedando ambos en el recinto-consulta. Tras una breve entrevista y comprobación de la historia médica de la paciente, el acusado indicó a la joven que se tumbara en la camilla que allí existía a fin de explorarla. Así lo hizo ella y el acusado le hizo una primera exploración ovárica para a continuación preguntarla si conseguía el orgasmo en sus relaciones sexuales, si se masturbaba o si depilaba su zona genital.

Tras ello, el acusado pidió a la víctima que se quitara la parte inferior de la ropa que llevaba (pantalón y ropa interior). Así lo hizo ella. El doctor -que en todo momento tenía puestos guantes de látex-, a los que aplicó un líquido lubricante que llevaba en uno de sus bolsillos, comenzó -con ánimo lascivo- a masajear el clítoris de ella al tiempo que le preguntaba si le gustaba lo que está haciendo y si sentía lo mismo que cuando llega al orgasmo. La muchacha dijo que no.

Acto continuo, el acusado se acercó a la puerta de la consulta y cerró el pestillo. Volvió a la camilla -donde continuaba ella - y tras aplicarse más lubricante, y comenzó a masajear vaginalmente a la misma, introduciendo los dedos de la mano derecha, a modo de penetración, en la vagina de la joven al tiempo que, con la mano izquierda la masajeaba en la zona del clítoris. Así se mantuvo durante algunos minutos y con cambios de posición del acusado alrededor de ella, estando en ocasiones a la altura de la cintura de la mujer y en otras, desde la zona de la camilla próxima a los pies de ella.

Tras varios minutos, el acusado se volvió a echar líquido lubricante- le dijo a la víctima que tenía que cambiar de posición y que debía bajar el de la camilla y colocarse, de pie y de espaldas a él, con los codos apoyados sobre la camilla. Así lo hizo ella y el acusado volvió a penetrar digitalmente en la vagina de ella preguntándola si creía que podría llegar al orgasmo si le continuaba haciendo lo mismo. Ella contestó negativamente. Tras ello, el acusado cesó en su conducta de penetración vaginal diciéndole a la víctima que se vistiera. Por último, imprimió el volante interconsulta y la muchacha salió del despacho del acusado -a las 10.55 horas- en estado de shock y visiblemente afectada.

Ya en el exterior, la denunciante contó lo sucedido -de forma somera- a su madre. Esta se dirigió a la enfermera  y también llamó por teléfono a la matrona. También intentó

pedir explicaciones al acusado, lo que le fue negado por estar pasando consulta con otras personas. Tampoco pudo hacerlo al día siguiente pues, el acusado, ese día ya no pasaba consulta.

La joven, tras contar por teléfono de modo inmediato lo sucedido a una amiga íntima y comentar lo ocurrido en la consulta del doctor con conocidos del ámbito sanitario, el 28 d octubre de 2021 contó lo sucedido a la Guardia Civil de su localidad de residencia y formuló denuncia expresa ese día . Este episodio le ha supuesto a la afectada una alteración de su ánimo, disgusto y malestar emocional durante el día de los hechos y varios posteriores.

El médico tiene, desde el 29 de octubre de 2021 una orden de alejamiento que le impide aproximarse a menos de 50 metros de la joven y comunicarse con ella por cualquier medio directo o indirecto, dictada por un juzgado.

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