Declaran haber pagado 150.000 euros de indemnizaciones, pero la familia de la víctima lo niega
Montserrat y Triana muestran un sorprendente arrepentimiento ahora para poder obtener permisos
Las asesinas de Isabel Carrasco aseguran haberse sometido «a una profunda reflexión» tras las últimas negativas de la jueza de Vigilancia Penitenciaria de Oviedo

Triana Martínez y Montserrat González. RAMIRO
Montserrat González y Triana Martínez, la autora material y su hija cómplice del asesinato de la presidenta de la Diputación Provincial de León, Isabel Carrasco en mayo de 2014, han remitido una carta al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Oviedo en la que expresan su más profundo y repentino arrepentimiento por el dolor causado a la familia de la fallecida y prometen no volver a acercarse a los allegados de la víctima, porque su comportamiento futuro «nunca jamás será doloroso».
El sospechoso cambio de mentalidad coincide con las dos últimas negativas a la concesión de beneficios penitenciarios para las condenadas, que cumplen penas respectivas de 22 y 20 años de prisión. También es la primera de las consecuencias de la novedad que supone que se haya hecho cargo de su dirección letrada el abogado madrileño Fernando Pamos, conocido por ostentar la representación procesal de algunos de los implicados en el ‘Tamayazo’, el célebre caso de transfuguismo del PSOE en la Comunidad de Madrid.
En el escrito dirigido a la jueza, al que tuvo acceso la Agencia Colpisa, las dos principales implicadas en la trama del asesinato hablan de «un acto de contrición para ponerse del lado de quien fue ofendido» y mostrar su «gran pesar por lo que acaeció». Una conducta que sirva también de ejemplo «a toda la sociedad», detallan.
Alegan madre e hija que los años de internamiento «en condiciones muy duras (hacinamientos, convivencia, normas rígidas, carencias y falta de libertad) producen un ánimo en el ser humano proclive a la reflexión y la introspección». Por este motivo, «y fruto de esos años, que los plurales informes de los diferentes profesionales de la Junta de Tratamiento avalan, se han configurado dos personalidades muy distintas» a las que en su momento cometieron los hechos.
Se intenta hacer ver en la carta que ya no queda sombra ahora de aquellas dos personalidades frías y calculadoras. «Era mi hija o ella. Y por supuesto decidí que quien tenía que morir era ella (por Carrasco). No puedo decir que me arrepiento porque entonces mentiría», declaró en el juicio de la Audiencia Provincial de León la autora de los tres disparos que segaron en seco la vida de la presidenta.
«La humildad, la conciencia por el daño causado y la creencia en la necesidad de dirimir los conflictos con el diálogo han arraigado en su ser más íntimo y ya conducen su vida», asegura el escrito. «Supone una suerte de desideologización» del rencor, la obsesión y el «odio profundo». En la misma línea, ahora las dos reclusas de Villabona (Asturias) afirman sin rubor «que la violencia no debe ser nunca el medio de dirimir controversias de ningún tipo».
Tras haber pasado por las penitenciarías de Villahierro y Villanubla con un amplio historial de incidentes por mal comportamiento, rechazan sorprendentemente «cualquier clase de acción que no sea pacífica» piden disculpas «sinceras, plenas y absolutas por los hechos por lo que fuimos condenadas», manifiestan que, tras abonar las responsabilidades civiles (150.000 euros), siguen «a disposición de los perjudicados para cuanto pudiera necesitar» y prometen que su comportamiento «nunca jamás será doloroso para terceras personas». La familia negó ayer que esos pagos se hayan hecho.
Villabona avala los permisos para Triana. Para su madre no. La jueza ha desestimado ambos.