La documentación para rectificar el proyecto se acompañó de fotos aéreas de las avenidas del río
Los avisos no evitaron que la estación de tren flote sobre un pozo inagotable
Las alegaciones advirtieron hace 25 años de los meandros y corrientes en el cauce del Bernesga

Frontal de la estación provisional en el que se refleja el pasado ferroaviario de la zona. ramiro
Que la red ferroviaria de la capital leonesa era un flotador sobre las aguas fue parte del aviso que se trasladó al Gobierno y a sus organismos de gestión de la estructura del ferrocarril cuando empezó a despejarse el plan de reordenamiento urbanístico en torno a la estación. Ya hace un cuarto de siglo del aviso, sobre una situación que se volvió a repasar esta misma semana con motivo de las aguas que afloran en las vías de los andenes de la estación pasante de León, estación provisional. Para asentar el proyecto, se aportaron desde el Ayuntamiento de León, desde el grupo político de la UPL, algunas advertencias acompañadas de la documentación geológica reproducida del intento de supresión del paso a nivel en el Crucero, en 1980. Los documentos sobre la afluencia de aguas subterráneas se cotejaron con referencias fotográficas que se habían recogido hasta 1940 y pertenecen al archivo de la base de datos de la base aérea de La Virgen del Camino, en la que se plasma el ancho del cauce del río Bernesga; además, se añadieron relaciones de pozos y manantiales en esa área, alguno asentado al oeste de la estación del ferrocarril. Quien refresca ahora aquellos procedimientos es Alejandro Valderas, quien participó de forma directa en la elaboración de alegaciones, en un desempeño que compartió con su compañero Luis Blanco. Se hicieron referencias a la cercanía del ferrocarril, al cauce fluvial, que finales del siglo XIX ocupa los meandros de la ribera del Bernesga, una cuestión que repercute de forma directa en la falta de firme del terreno y en el dominio de las corrientes subterráneas; se añadía el relato sobre el proceso de desecación de la zona desde 1890 hasta el mismo límite del siglo XXI, en las fechas en las que comenzaba a pintarse sobre plano la nueva estructura del ferrocarril; de esa intervención se derivan los embolsamientos, los cortes de cauce de escaso caudal que permean toda la margen derecha del Bernesga; los manantiales históricos termales y ferruginosos en la zona del Albéitar, las fuentes del paseo del Parque, los arrastres que revelan una falla tectónica. La advertencia no logró frutos, como se aprecia cuando el agua vuelve sobre sus pasos y se topa con las vías, brocal de un pozo inagotable.