Diario de León

| Reportaje | El regreso de «la rubia» |

Las pesetas que aún nos quedan

Tres estableciemientos de León que aceptan por tiempo indefinido el pago con la moneda que destituyó el euro, suponen el alivio para los leoneses despistados y nostálgicos

Una clienta en el momento de pagar su compra con pesetas

Una clienta en el momento de pagar su compra con pesetas

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e. f. g. | ical

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A punto de cumplirse el segundo año de implantación del euro las ya históricas pesetas siguen proporcionando alegrías a sus poseedores. Despistados, poco previsores, nostálgicos, coleccionistas arrepentidos y público en general tienen la oportunidad de desprenderse del dinero que conservan en la antigua moneda en tres establecimientos comerciales de la capital leonesa que aceptan, por tiempo indefinido, el pago que no necesita cálculos mentales o asistidos por convertidores. Huchas, bolsos, botes escondidos o extraviados, prendas de vestir y sobres abandonados o estratégicamente colocados en cajones son los principales depositarios de billetes o calderilla que pueden permitirnos un capricho o simplemente el alivio de recuperar lo que dábamos por perdido. El caso es que aunque parezca que se trata de tiempos primitivos sólo hace casi dos años desde que se produjo la llegada del euro, por lo que los leoneses aún siguen encontrando monedas «rubias» en los rincones más inesperados de su casa o de su armario. ¿Qué me das por esto Luis Javier Martínez regenta la tienda «Comestibles Javi» en la calle Álvaro López Núñez de León. Desde hace poco más de dos semanas sus escaparates lucen unas llamativas pancartas que anuncian que en su tienda se admiten pesetas. El reclamo ha surtido efecto y no sólo entre la clientela habitual. Ya ha vendido algunos productos a personas que en algunos casos disponían de poco dinero y directamente preguntaban qué les podía vender, por ejemplo, por 20 duros. Él explica que con esta iniciativa presta un servicio a quienes por pereza o cualquier otra razón, fuesen a perder el valor de las pesetas por no tomarse la molestia de cambiarlas por euros o por el motivo que sea. Algunas mujeres le han comentado que piensan buscar en sus casas porque están seguras de que tienen pesetas desperdigadas y otras agradecen poder deshacerse de ellas porque las daban por perdidas. Según comenta la gente joven acude al establecimiento para pagar con pesetas con más naturalidad que determinadas personas mayores a las que detecta cierto pudor al reconocer que aún atesoraban determinada cuantía. En el capítulo de anécdotas destaca la de una compradora que tenía acumuladas 300 monedas de una peseta que había ido juntando sin ningún objetivo concreto. Luis Javier también se pregunta por el interés de un hombre que le preguntó si tenía billetes de 5.000. Sorpresas que se agradecen En «Modas Romina», situada en el barrio del Crucero, llevan dos meses con el letrero de «se admiten pesetas» colgado en la puerta. También lo exhiben en un establecimiento de lencería que la misma familia regenta en la capital leonesa y en un tercer establecimiento que tienen en Zamora. Durante este periodo han tenido tiempo suficiente de comprobar que la gente, especialmente la que reside en pueblos y la de edad avanzada, conserva monedas y billetes. Buena parte es consciente de ello pero otros muchos se han llevado una sorpresa agradable al meter la mano en un bolsillo de un abrigo o al revisar un bolso, como les ha ocurrido a muchas mujeres. Una de ellas encontró un apreciable botín que incluía un montón de billetes de 10.000 pesetas con los que pudo adquirir un abrigo y varias prendas más. El caso de esta señora no es habitual pero tampoco resulta infrecuente la aparición de billetes aunque, como parece lógico, las monedas eran las más olvidadas. Luz María Rueda, hija de la propietaria, reconoce que ella también tenía pesetas guardadas y explica que quienes han aprovechado la posibilidad que ofrecen son sobre todo clientes habituales. Una caja con dos monedas Un vistazo a la caja registradora deja ver que junto a los todavía recientes euros, se encuentran más de 10.000 pesetas repartidas en un billete de 5.000, dos de 1.000 y monedas de veinte duros, de duro y de 25 pesetas. La única restricción que han establecido para el pago «a la antigua» es la de las participaciones de lotería, que algunos querían abonar en la vieja moneda. De momento no tienen prisa por mantener una posibilidad que puede llevar a más de uno a revolver en espacios y objetos poco frecuentados. Por si acaso...

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