Diario de León

Tras las huellas de los dinosaurios

Navatejera acoge la única empresa española dedicada al montaje de reproducciones científicas de esqueletos y cuerpos de estos grandes vertebrados extinguidos

Lo delicado de la piel empleada obliga a usar filtros protectores

Lo delicado de la piel empleada obliga a usar filtros protectores

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Elena Fernández - león
León

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Una puerta metálica de una nave situada en Navatejera, que podría almacenar cualquier mercancía, es el acceso a un pequeño paraíso del arte y la ciencia transformados en esqueletos y figuras. Es el espacio que ocupa Dinokinetics una empresa dedicada a realizar montajes paleontológicos, principalmente del mundo de los dinosaurios, siguiendo criterios científicos que aporten la mayor dosis de realismo posible a cada pieza. Sus responsables son Adolfo Cuétara y José Vicente Casado, socios y amigos que llevan 20 años estudiando el mundo de estos antepasados que habitaron la tierra hace millones de años. Allí se desarrolla el trabajo manual y artesano al que precede la intensa recopilación de la información que se precisa para conseguir unas réplicas que rocen la perfección. José Vicente explica que esa tarea de formación es interminable. En la nave, donde lucen imponentes algunos ejemplares ya concluidos y a la espera de ser enviados a sus destinos, también se encuentran los encargos o proyectos más inmediatos como el cráneo de un herrerasaurio (Herrerasaurus Ischigualastensis) , el segundo dinosaurio más antiguo del mundo, un carnívoro que vivió hace unos 225 millones de años y que fue descubierto en Argentina. Esqueletos y cuerpos Hace seis años comenzaron el montaje de esqueletos que llevan a cabo a partir de réplicas de huesos ya que hoy en día sólo se permite montar copias porque los originales se reservan para el estudio. Si no disponen de la réplica que necesitan fabrican un molde. Para componer la pieza preparan estructuras de aceros especiales que se colocan en el interior de los huesos y hacen que éstos se sostengan y puedan adoptar posiciones novedosas, como un animal apoyándose sobre una sola pata o girándose. Esos elementos metálicos deben ser finos pero también altamente resistentes para sostener el peso en condiciones de seguridad. Rigor científico La fabricación de los denominados corpóreos, es decir las reproducciones del aspecto exterior de los dinosaurios, surgió hace un par de años como una necesidad «porque hay mucha gente que viendo el esqueleto no acaba de interpretar cómo eran» y también como respuesta a un encargo puntual que se convirtió después en una nueva dedicación. A cada pieza, que puede pesar varios cientos de kilogramos y costar varios miles de euros, le dedican hasta dos meses de trabajo, dependiendo del tamaño. El rigor es una de las máximas bajo las que trabajan Adolfo y José Vicente quien explica que «todo está muy documentado y las proporciones son exactas». Como ejemplos apunta que «un animal no puede tener el fémur colocado a la distancia que te dé la gana del sacro, tiene que ir en un punto exacto porque hay unos músculos que hay que tener en cuenta» y comenta que dentro de las cabezas van réplicas de los cráneos originales. También son cuidadosos con las escamas, las texturas, los pliegues y el color del animal porque, como detalla, si hablamos de un carroñero nocturno la piel es oscura porque le hace pasar desapercibido, o si se trata de uno que vive en una zona de vegetación frondosa es lógico que sea verdoso. Insiste en que ellos no hacen fallas o ninots «porque muchos escultores tienen mucha capacidad artística para inventar y hacen figuras muy bonitas, pero nosotros somos fieles a la realidad, es todo trabajo y ciencia». Define su labor como especulación científica y asegura que «si alguien nos dice que se descubre algo que no era así, lo cambiamos de inmediato». El hecho de que sólo sean dos socios no les ha supuesto más obstáculo quizá que no poder dar abasto con las peticiones de los clientes. Afirman que compiten con ellos mismos y que reconstrucciones científicas como las suyas no las hace ninguna otra empresa española. En toda Europa, según sus datos, sólo otra compañía fabrica esqueletos de dinosaurios y dos más, aparte del Museo de Historia Natural de Londres se dedican a la elaboración de corpóreos. Críticas y proyectos Algún escultor español fabrica dinosaurios en espuma y otros materiales con un acierto cuestionado por José Vicente quien comenta que dos o tres personas más hacen maquetas «pero al parecer sin datos porque hemos visto volúmenes incorrectos o figuras que no se corresponden a la realidad como un chasmosauro con un cuerno enorme sin otros que sabes que tienen que existir cuando ves el cráneo». Consideran que una de las mejores herramientas de las que disponen para documentarse en Internet y lamentan que en España encuentren dificultades para conseguir la información que buscan y que principalmente les llega de Estados Unidos «donde está toda al alcance de cualquiera». También reconoce que el hecho de que carezcan de estudios universitarios les ha supuesto ciertas barreras e incluso el recelo, cuando no rechazo, de algunos titulados. Otra queja alcanza a las instituciones y así anuncia que en Castilla y León va a organizarse próximamente una exposición con piezas traídas de Argentina y añade que «resulta paradójico que nosotros les vendemos cosas a los argentinos y luego una institución de aquí las traiga de fuera. Da un poquito de pena que el ser de aquí te discrimine para trabajar en tu tierra». De hecho, la mayor parte de su producción ha viajado hasta países como Costa Rica, Italia, Estados Unidos, Francia, Uruguay o Alemania. En España se han encargado del montaje de los dinosaurios del parque temático Dinópolis en Teruel y también de los que se colocarán en el Museo del Jurásico asturiano en Colunga y también han llevado su obra a la localidad burgalesa de Salas de los Infantes. El proyecto más inmediato les llevará a recorrer nuestro país, Francia y Portugal con una exposición itinerante que contará con una treintena de esqueletos diferentes y sus correspondientes corpóreos. «No se va a poder ver tanto en ningún otro lugar» dice José Vicente al tiempo que desea que «ojalá mi hijo siga con esto y algún día se pueda ver en Castilla y León porque se den cuenta de que esto es interesante para la gente y no sólo de arte contemporáneo vive el hombre». A la espera de conseguir ser profetas en su tierra continúan con una labor que consideran apasionante porque, tal como José Vicente piensa, interpretar la ciencia puede resultar precioso y «cuando explicas el camino que sigues para hacer las reconstrucciones gusta mucho más que si inventas un alien. Es mucho más interesante y encima forma parte de la historial real de la Tierra a la que pertenecemos».

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