Diario de León

JUAREZ JUAREZ INSTITUTO LEGIO VII (LEÓN) COLEGIO LEONÉS (LEÓN)

Renacer El medio ambiente

2º de primaria

2º de primaria

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Es primavera. Lentamente, el bosque del valle abandona su sueño invernal. Los pequeños animales que duermen acurrucados en sus escondites oscuros abren los ojos perezosamente al nuevo año. Con un suave suspiro despiertan también los eternos habitantes del bosque, los árboles, gozando de la vida que renace en su interior. El chopo de la orilla siempre verde del río siente con especial alegría su despertar. Todo el invierno ha soñado dulces sueños de primavera. Allí en su rincón olvidado del boque, rodeado por sus silenciosos compañeros, encuentra la tranquilidad necesaria para meditar y sentir la vida que palpita a su alrededor. Ahora, con lallegada de abril, pierde su apariencia de esqueleto desplumado, al volver a brotar las tiernas hojas que recubren sus ramas solitarias que susurran con el viento nuevos consuelos. El esbelto tronco salpicado de musgo, que brota sin emor de la tierra, es el hogar de numerosas criaturas escurridizas, las hormigas obstinadas, las arañas ingeniosas en sus hogares delicados, los escarabajos de colores chillones y aspecto ridículo, las somnolientas polillas que rehuyen la luz del sol. Son sus tinieblas subterráneas, las ancianas raíces retorcidas buscan nuevos yacimientos de agua y dulces nutrientes en la tierra madre. El chopo recibe con apetito voraz su alimento, que le permite impulsar más allá a ss ramas, que sueñan con acariciar la bóveda del cielo. Un día de tormenta en el que los afilados relámpagos atravesaban el cielo con poderosos destellos y la lluvia caía con una desconocida fuerza punzante, el chopo sintió los primeros signos de la enfermedad. Comenzó con un dolor indefinido, tenue y apagado como un fuego lengo, siempre presente. el dolor empezó a acrecer y a ganar terreno lentamente, hasta que un día, todo el ser del chopo se sintió abrumado por el horizonte sin límites de la enfermedad siniestra, y tal fue su tortura que no deseó más que dejar de sentir y existir para n tener que soportar esa tempestad furiosa que sentía dentro de sí y que hacía a su mundo venirse abajo. Entonces, las delicadas hojas esmeraldas perdieron su color y firmeza y empezaron a desvanecerse una a una. Las ramas, privadas de su consoladora compañía y afectadas por la enfermedad se tornaron grises y muertas. Frenéticamente buscaban las raíces desesperadas el antídoto terrenal para el mal, pero esto no hizo más que acelerar la destrucción. Los sigilosos insectos que compartían con él su vida huyeron despavoridos El chopo sintió que se moría. Síolo un compañero le permaneció. Su amiga la paloma, cuyo nido yacía en la rama más alta, trajo la solución del terrible misterio. Aquel río fresco y saltarín que fluía libremente a su lado, que entretenía la chopo con sus canciones gorogoteantes que, durante siglos había traído el agua más pura de las lejanas montañas con sus cumbres de nieve y hielo, se encontraba repentinamente asfixiado por una presencia aterradora. Una factoría industrial, inmunda fábrica de suciedad y basura, no contenta con envenenar el aire con sus vapores nauseabundos, ahora pretendía destruir al río inocente, vertiendo en él toda la maldad y la furia sobrante de sus creaciones. Los peces que antaño brincaban raudos sobre el agua helada como dardos plateados, ahora flotaban panza arriba, mecidos sin remedio por la corriente. La paloma había visto la terrible fábrica de muerte y llanto y el desagüe herrumbroso y corroído por donde el torrente implacable de veneno se vertía al río. Al contemplar la vista espeluznante había creído asomarse a las puertas del infierno. Y así la fiel paloma, con lágrimas ahogándole el corazón, preguntó al chopo: -¿Qué hemos hecho a los hombres para que deseen destrozarnos de esta manera? ¿Tan horroroso y despiadado fue nuestro crimen que merece esta terrible venganza? Yo nunca intenté hacer daño a nadie, sólo quise disfrutar de este mundo tan maravilloso y sorprendente, contemplar su inaotable belleza y criar a mis hijos para que pudieran disfrutarlo conmigo. Pero ahora, mi tiempo se acaba y el hombre ha decidido que debeo pagar por mis culpas contra él. Ya no olveré a surcar los cielos en la espalda del viento aventurero que me acaricia las alas, ni disfrutar de los amaneceres rosáceos de la primavera, cuando el rocío corona cada hoa de hierba luz y frescor, ni del silencio absoluto de la medianoche, en la que las luces fugaces cabalgan por el firmamento y se puede oír la canción celestial de las estrellas. Pronto dejaré de escuchar el murmullo de mis hijos en sus cascarones, anhelosos de salir y conocerme a mí y al mundo. Lo único que deseo saber antes de morir, amigo chopo, es cuál es el crimen por el que cumplo irreversible senencia. El chopo oyó el llanto de la paloma a travées del velo de su propio dolor y desperación. No quise que ella muriera con él, pues era su ser más querido. -Vuela lejos de aquí, blanca amiga, llévate a tus hijos y dales la vida que merecen. Olvídate de mi y no te culpes por la crueldad del hombre que nace así de malvado y no es más que una plaga sobre la Tierra, dulce hogar que nos pertenece a nostoros, sus hijos y fieles servidores. Yo le maldigo con la fuerza de la vida que me ha arrebatado y con la fuerza devastadora de la muerte. Y toda la naturaleza le acerca y no quiero que la presencies. Pero la paloma simplemente sacudió la cabeza, pues ella también había bebido del agua envenenada y ya el dolor le retorcía por dentro, corriendo veloz por sus venas, contándole la respiración. Allí junto al chopo le llegó la muerte y no fue más que un suave viento, que alejó su alma lejos de allí a otro bosque siempre verde situado en el confín del tiempo. Cuando dos leñadores, con sus fuertes hachas a la espalda, llegaron allugar para reciclar los árboles muertos, algo les impidió tocar a la carcasa inservible de lo que había sido el chopo. Pues en la rama más alta, debajo de su cuerpo de madre, dos blancos huevecillos yacían intactos, humilde testimonio del eterno renacer de la naturaleza. Hay que ser consciente con el medio ambiente y tirar basura es una locura. Cada contenedor tiene su color, para tirar papel el color azul es, para plástico y vidrio el verde y el amarillo. Limpia tu ciudad y contaminación no habrá. Tenemos diferentes contendores para reciclar varios tipos de basura. Nosotros mismos tenemos que ser los primeros en crear la menor basura posible. Ayudamos a esto, no tirando papeles al suelo, controlando los humos y reciclando todo lo que se pueda.

tracking