¿Lloverá o no lloverá?

¿Lloverá o no lloverá?, decía aquel mirando al cielo. Todo depende del tiempo, contestaba algún aspirante a filósofo de lo meteorológico. Este año los hosteleros leoneses respiran tranquilos en lo que a predicciones del tiempo se refiere: después de un invierno crudo, y a pesar de lo tempranero de la Semana Santa, no penden sobre las cabezas de las reservas las amenazas de temporal que otros años hacían temblar las expectativas puestas en el más rentable de los puentes del año. Se anuncian varios cambios en los próximos días, lluvias y algún descenso de las temperaturas, pero nadie teme por una anulación de reservas: quienes tengan pensado viajar no cambiarán de planes. Así, salvando la discreción lógica de muchos establecimientos hoteleros, se reconoce que las expectativas son buenas. Incluso desde el Parador de San Marcos se confirma, sin entrar en datos concretos, esta tendencia. Habrá lleno, casi la mitad de las visitas vendrán directamente de Madrid y el número de extranjeros hospedados será, previsiblemente, el habitual. La Semana Santa sigue siendo reclamo nacional. También en el caso del turismo rural los establecimientos tienen las espaldas cubiertas: pese a la enorme antelación con la que se realizan las reservas, no se teme a las anulaciones. Sobre todo porque en puentes con demanda como el que se avecina los propietarios aseguran la llegada de la clientela a través de pagos adelantados. No ocurre así el resto del año: según fuentes del sector los cambios de tiempo a última hora son la principal causa de anulación de reservas en las casas rurales. El año pasado la ocupación reconocida por las asociaciones profesionales del sector tras la Semana Santa se fijó en un 90%. El número de plazas entre hoteles y turismo rural en la provincia es, a diciembre del 2004, de casi 20.000, según las cifras oficiales que ofrece la Junta de Castilla y León. Durante los primeros días de la semana, sin embargo, la ocupación en los hoteles será menor de la habitual, según Álvaro Miguélez. Los turistas que se quedan durante toda la semana en la ciudad no compensan la falta de clientes habituales, cuyo perfil responde al de vendedores y profesionales.