Diario de León

Publicado por
Mónica Guerra Mielgo I.E.S. Lancia 4º ESO 1397124194 1397124194 Ainhoa Carpintero Rodríguez 4.º
León

Creado:

Actualizado:

Destrozada, así quedó mi alma. Un alma llena de ilusiones y recuerdos guardados en unos simples trozos de papel. Una parte de un árbol a la que confié todos mis secretos y sucesos de mi vida. Plasmé en ella todo lo que me ocurría pero todo acabó en el olvido. Me regalaron mi primer diario a los ocho años, pero no fue hasta unos años más tarde cuando decidí abrirle mis sentimientos. Le contaba lo que me sucedía durante el día, alimentándole con mis pensamientos, y lo cerraba, para dejarlo dormir. Al día siguiente lo volvía a despertar y así fue pasando el tiempo hasta que un día me cansé de él. Estaba harta de contarle todo ya que él no me contestaba nada, ni siquiera qué había soñado, yo era la única que hablaba y no era una conversación muy entretenida, así que le abandoné. Lo dejé apartado en el fondo de un cajón, donde nadie lo encontrara, para así olvidarme de él por completo. Pero un día mi madre hizo limpieza, y el diario tuvo la mala suerte de tomarse con ella. Arrasando con todo lo que encontraba a su paso como un huracán tiró todo lo que no utilizaba y que estará mejor reciclado en algo útil para otra persona. Lo guardó en la bolsa con los demás papeles y fue a parar al contenedor de papeles. No fue hasta después de varias semanas cuando me di cuenta de que algo me faltaba y de que el cajón estaba demasiado vacío, entonces comprobé que me había quedado sin aquel diario que tanto había querido. Un diario dormido durante años sin que nadie le despertara olvidado en la oscuridad de un cajón. Media parte de mí se había ido, media parte que no había recordado hasta que la perdí, y me di cuenta de lo que valía. Se fueron los recuerdos en una ida sin retorno. Las hojas del diario se mezclarían con otras tantas, quién sabe si también con recuerdos de otras personas que como yo no apreciaban el valor de los sentimientos plagados en el papel, y todas ellas se harían masa. Una masa de ideas, historias y sueños de un momento de mi existencia que nunca volvería. Me di cuenta del error de abandonarlo y fui a una librería a comprar un diario, un diario con hojas recicladas. Tenía la esperanza de que fueran aquellas hojas de mi antiguo diario que por un milagro habían vuelto a juntarse para volver a mí, para que volviera a confiarles mis secretos, penas y alegrías. Un renacer de aquélla masa humana que contenía mis pensamientos. Era un poco difícil que proviniera de mi antiguo diario pero de los sueños se hace al hombre. Sabía que no iba a ser lo mismo, que no iba a contener las mismas cosas, nada sería igual, pero lo acepté porque debía darle una oportunidad. Empecé a escribir en él lo más pronto que pude, ya que me alegraba de volver a contarle mis ideas a alguien que aunque no contestara, era el que mejor sabía escuchar. Sólo le comenté dos cosas, que intentaría no volverle a abandonar como al otro, y que si lo hacía que me perdonara. «Los gatos de abril pa mí, los de mayo pa mi hermano y los de junio pa ninguno». RECOGIDO EN VILLANUEVA DE LAS MANZANAS

tracking