| Crónica | Desde Fuensaldaña |
¿Es De Francisco vallisoletano?
Ésta es la pregunta que por unos instantes se hicieron todos los presentes en el hemiciclo de Fuensaldaña. Bueno, todos menos el propio Rodríguez de Francisco, que de eso está bien seguro
El pleno ordinario que ayer se inició en las Cortes de Castilla y León no pasará a los anales de la historia parlamentaria por ningún debate en particular, ni por la chapita en favor de la empresa Lear que lucían todos los procuradores socialistas. Tampoco porque la consejera Silvia Clemente se convirtiera por unos instantes en el «clon» de la portavoz, Maria Jesús Ruiz, al tener que responder a una pregunta que iba dirigida a la segunda, con el consiguiente cabreo del personal. Y mucho menos porque Ángel Villalba cometiera el desliz de afirmar que la Junta suele cumplir su programa de legislatura... No. El pleno parlamentario de ayer pasará a la historia del castillo de Fuensaldaña por ser el lugar en el que el procurador José María Rodríguez de Francisco estuvo a punto de descubrir su verdadero origen. A cuadros se quedó el procurador leonés cuando su consejero favorito, es decir, Tomás Villanueva, le espetó que ambos eran igual de vallisoletanos. «¿Cómo que vallisoletano? Yo soy más leonés que nadie», parecía decir la cara de Rodríguez de Francisco, quien en un momento de su intervención recibió algún aplauso desde la tribuna de invitados. Lo que Villanueva quería decirle es que ambos habían estudiado en los Jesuitas de Valladolid y que por lo tanto, y a pesar de las apariencias, no eran tan diferentes. Aprovechando otra pregunta al mismo consejero, De Francisco rechazó estos argumentos afirmando con grandes dosis de ironía que «de estudiar en los Jesuitas de Valladolid a ser vallisoletano» hay un gran trecho. Vaya que sí.