Diario de León

| Reportaje | La tradición del esquileo |

La lana se queda sin precio

Cuadrillas de esquiladores, muchas del Este de Europa, recorren la provincia en junio con una actividad ruinosa para los productores de ovino

Gesto que se repite miles de veces este mes en León

Gesto que se repite miles de veces este mes en León

Publicado por
L. Urdiales - redacción
León

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La estampa se repite cada primavera, con especial incidencia en el mes de junio, con los rebaños transterminantes a punto de poner rumbos a los pastos de verano. O, cuando menos, obligados por el calor. El esquileo es, cada vez más, cosa de cuadrillas de temporeros del este de Europa (Hungría, Bulgaria, Rumanía) que exponen su experiencia entre las explotaciones de ovino leonesas, las intensivas, las extensivas, de aptitud cárnica o láctea. El zumbido de las máquinas de apodera de los apriscos en los albores del estío. «Una oveja, un minuto», presumen los más duchos en el manejo de la esquila, ahora que la tijera es cosa del pasado. «Como los precios de la lana, cuando la lana tenía precio» se quejan los ganaderos, propietarios de quinientas, mil, mil quinientas cabezas de ganado lanar, que definen como «ruinoso» el negocio después de echar cuentas tras la actividad que obliga la llegada del calor. Por caprichos del mercado, y en consonancia con otros productos que salen del sector agropecuario, la lana tiene hoy menor precio que hace 25 años. «La mitad», aclaran los afectados que se ven obligados a vender «si se encuentra a quién» -matizan- el vellón a sesenta céntimos por kilo. «Eso en el mejor de los casos, si la calidad de la lana atrae al comprador, depende de la raza; cuando hace ahora dos décadas se podía ganar en torno a las 200 pesetas por kilo». Por este desfase entre el valor del producto, la carestía de la vida y la cotización del oficio, el coste de la mano de obra de los temporeros esquiladores, el ganadero de ovino leonés acierta a definir el proceso como ruinoso. «En el mejor de los casos tampoco compensa lo que se ingresa por la venta de la lana del rebaño la factura de la contrata del esquilador». Si la competencia del mercado lo permite, se pueden ajustar los precios de la esquila entre 1,20 o 1,40 euros por res esquilada. Si la demanda de esquiladores supera a la oferta, como es habitual en estas fechas de inicio de junio, el ajuste se acerca más al euro y medio por ejemplar. Los afectados entre las miles de explotaciones ovinas de la provincia leonesa huyen de la imagen de bucólica que puede presentar la tradición sobre la esquila. «La ganadería es una ruina, figúrense el esquileo», se quejan.

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