La Audiencia juzga a dos hermanos de Salamanca acusados del atraco al Deutsche Bank en junio del 2007
La Sección Primera de la Audiencia Provincial de león pasará vista oral hoy a partir de las 10.00 de la mañana en el Palacio de Justicia a la acusación de robo con violencia e intimidación que pesa sobre dos hermanos de Salamanca a los que se acusa de haber cometido presuntamente el atraco a la sucursal de Deutsche Bank en Gran Vía de San Marcos de la capital en verano del 2007. Para la fiscal, los delitos por los que están imputados los sospechosos, encarcelados en las prisión de León y Zaragoza desde el 3 de octubre del 2007, merecen una pena de seis años de prisión. Según explica en su escrito de calificaciones provisionales, concurre además la agravante de disfraz. En el mismo documento se solicita una indemnización de 22.900 euros a la entidad bancaria. Desde el punto de vista de la defensa, los supuestos autores de los hechos, no se encontraban en la capital leonesa el día de autos, con lo que no pudieron ser los autores de los hechos que se les imputan. Además, en el caso de uno de ellos, se alegan alteraciones de naturaleza psíquica y una severa drogodependencia desde temprana edad, que han influido en su conducta de una forma muy sensible. En el caso del otro, el letrado defensor entiende que la imputación se basa exclusivamente en una identificación vagamente realizada en una rueda de reconocimiento y destaca la ausencia de marcadores genéticos en las pruebas presentadas por la Policía Nacional. Seis horas de tensión El escrito de acusación refleja que el 7 de junio del 2007, a las 13.50 horas, los dos hermanos se habían puesto de acuerdo guiados por un propósito lucrativo ilícito y se adentraron en la oficina de Deutsche Bank en Gran Vía de San Marcos 8 de la capital leonesa. Una vez en el interior de sus dependencias, se dirigieron al interventor y solicitaron información sobre operaciones bancarias. Aprovechando que la única clienta que quedaba en el interior acababa de salir, se levantaron, sacaron dos pistolas de características desconocidas y encañoaron a todos los empleados gritando. «¡Esto es un atraco!». Seguidamente exigieron a todo el mundo que se estuviera quieto y exigieron que nadie llamara a la Policía «o de lo contrario os mataremos». Los procesados, que portaban gafas graduadas ambos y peluca uno de ellos para ocultar su identificación, bajaron a los empleados al sótano del banco, acompañando uno de los acusados al apoderado en la planta superior, donde uno de ellos le mostró el dinero que había a la vista. Otra vez al sótano En vista de que el apoderado desconocía el funcionamiento del mecanismo del dispensador, fue devuelto al sótano de nuevo y subieron al interventor, que abrió los cajetines y les entregó 22.900 euros. A continuación se fueron del lugar, dejando a los cuatro empleados encerrados en la caja fuerte, hasta que a las 21.15 horas fueron liberados por los Grupos Especiales de Operaciones (GEO) que habían sido reclamados a su sede en Guadalajara. Los hechos descritos constituyen un presunto delito de detención ilegal en concurso con un delito de robo con intimidación agravado por la circunstancia de disfraz, por lo que se exige una pena de seis años de prisión y la indemnización descrita. La vista oral se prolongará toda la mañana.