Los oncólogos abogan por mantener el «modélico» registro de tumores de León

«Es un servicio superimportante y abogaría porque siguiera funcionando como lo ha hecho en estos quince años». Con esta palabras pedía el jefe del Servicio de Oncología de León, Andrés García Palomo, el mantenimiento del Registro de Tumores del hospital, paralizado desde el mes de mayo por falta de personal, al retrasar la Junta la contratación de un auxiliar administrativo que archive las 3.000 nuevas historias oncológicas que anualmente se registran en el hospital. El oncólogo asegura que el funcionamiento del Registro de Tumores de León, dependiente del servicio de Anatomía Patológica, con Teresa Ribas al frente, es «modélico» e insta a las autoridades sanitarias responsables a que mantengan su funcionamiento porque «nos hacíamos una buena idea de la prevalencia del cáncer en León, porque los datos del hospital son los mayoritarios». García Palomo sostiene que los registros de tumores son un servicio muy importante desde el punto de vista asistencial porque los datos que aportan sirven para adecuar los medios a las necesidades reales de la población, «las estadísticas nos indican si lo que hacemos está bien o mal», asegura este especialista que afirma que, si el servicio no se vuelve a poner en funcionamiento, «nos tendremos que fiar de los estudios que hacen en otros lugares, pero no tendremos datos de referencia de la provincia de León». Como jefe del servicio que programa 10.000 tratamientos oncológicos anuales, Palomo dice que «sería deseable» la reactivación del servicio, «porque, además, la auxiliar administrativa que lo llevaba antes funcionaba estupendamente». Defiende que sea la doctora Ribas, al frente de Anatomía Patológica, la que continúen llevando un registro que ha sido considerado como referente por las autoridades sanitarias de la comunidad, que han garantizado al gerente del hospital que darán una solución al problema cuanto antes. El responsable de la Unidad de Investigación del centro hospitalario, Octavio Ribero, afirma que los registros de tumores ofrecen datos que son «valiosos y necesarios» y su carencia es «problemática» porque desde el punto de vista asistencial se pierde una valiosa fuente de información para la práctica clínica.