Diario de León

El instructor que llevaba al militar leonés ya había sufrido otro siniestro en marzo del 2002

Defensa cree que la nieve que estaba cayendo pudo influir en el accidente

El teniente Álvarez Cubillas sólo acumulaba 50 horas de vuelo pero no iba a los mandos

El funeral militar tuvo lugar en Albacete y estuvo presidido por el arzobispo castrense y el obispo

El funeral militar tuvo lugar en Albacete y estuvo presidido por el arzobispo castrense y el obispo

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La Comisión de Investigación del Ministerio de Defensa que se encarga de analizar los pormenores del accidente que costó la vida al teniente Álvarez Cubillas analiza si la nevada que estaba cayendo en el momento de los hechos pudo tener influencia en el choque de los aviones, aunque de momento no se han establecido conclusiones firmes al respecto.

Los primeros indicios apuntan la posibilidad de que la visibilidad se hubiera visto especialmente reducida como consecuencia de la influencia de las condiciones atmosféricas, ya que a la altura a la que volaban los Mirage F-1 se había producido una importante tormenta de nieve.

Preguntado por esta cuestión el jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire, José Jiménez Ruiz, sólo manifestó que anteyer mismo quedó «abierta la Comisión de Investigación, que ya está en marcha» y que tratará de averiguar lo sucedido. Para ello, añadió que «se analizarán todas las causas juntas».

Jiménez Ruiz eligió precisamente León para su primera comparecencia oficial recién nombrado, cuando inauguró el curso de la actual promoción de la Academia Básica del Aire de La Virgen del Camino.

El Ministerio de Defensa, pues, continúa investigando el siniestro que se cobró la vida de los tres jóvenes militares. Uno de ellos, el capitán Negrete, que se encontraba a los mandos del aparato en el que volaba el teniente leonés, había sufrido un accidente similar con un Mirage F-1 de la base albaceteña en marzo de 2002 cuando sobrevolaba la provincia de Zaragoza. En aquella ocasión pudo activar su paracaídas y salvar la vida tras ser rescatado por la Guardia Civil de las aguas de un pantano al que cayó.

Según confirmó también el propio Jefe del Estado Mayor del Aire, el capitán Negrete (el instructor del biplaza) contaba con más de 1.200 horas de vuelo en este avión, mientras que el capitán Carbonell tenía una experiencia de vuelo en la nave que pilotaba en el momento del accidente de 600 horas. Por su parte, el teniente Cubillas había acumulado 50 horas de vuelo en este aparato.

Antes de que se celebrara el sepelio en Carrizo de la Ribera, tuvo lugar una ceremonia de carácter similar en la base aérea de Los Llanos, en Albacete. La misa fue oficiada por el arzobispo castrense Juan del Río y por el obispo de Albacete, Ciriaco Benavente, en presencia de las familias y compañeros de los malogrados pilotos.

Durante la misa -˜corpore insepulto-™, el arzobispo castrense ha lamentado que los tres jóvenes hayan dejado a sus seres queridos «en un abrir y cerrar de ojos para marchar a la casa eterna del cielo».

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