Diario de León

Crónica | a. gaitero

El 80% de las inmigrantes con trabajo son «invisibles» empleadas de hogar

Las jornadas de Isadora Duncan animan a la creación de un sindicato de trabajadoras del hogar frente a la falta de derechos sociales de este sector

Sawa Sawaneh, en el Musac tras participar en las jornadas de Isadora Duncan.

Sawa Sawaneh, en el Musac tras participar en las jornadas de Isadora Duncan.

León

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La relación entre inmigración y trabajo doméstico en España es innegable: el 80% de las mujeres que han inmigrado en los últimos trabajan en este sector y, en menor proporción en la hostelería, según señaló Fadhila Mammar, del Instituto de las Migraciones, Etnicidad y Desarrollo Social en las jornadas Mujeres inmigrantes y crisis global organizadas por la Fundación de Familias Monoparentales Isadora Duncan en el Musac.

«Son mujeres que vemos en la calle, pero su trabajo es invisible», subrayó la experta para quien las cifras de personas desempleadas del servicio público de empleo «no son significativas porque las mujeres que trabajan en el servicio doméstico no tienen derecho a prestaciones».

El empleo en el hogar sigue siendo, aun en tiempos de crisis, el «vivero de empleo» para las mujeres que migran. «El 61% de las ofertas que hemos recibido en Cáritas entre enero y noviembre son para este sector», corroboró Titas González.

En las jornadas se reiteró la necesidad de «derogar la legislación actual» -”régimen especial de cotizaciones que data de 1965 y una ley de 1985 que valida los contratos verbales-” y la equiparación «con el resto de trabajadores y trabajadoras».

Liz Quintana, de la Asociación de Trabajadoras del Hogar de Vizcaya denunció que con la ley en la mano es factible «un salario de 320 euros al mes con undía de descanso y catorce horas diarias de trabajo» al permitir que hasta el 45% del salario se cambien por manutención y alojamiento.

Por su parte, la representante de Cáritas consideró inútiles los «acuerdos de mínimos» para que las mujeres inmigrantes no sean explotadas: «Pasan por encima de nosotras y cogen el trabajo porque necesitan algo». El retrato que hizo de las empleadoras leonesas no fue muy halagüeño: «Cuando las decimos que cobran igual que las españolas se quedan de piedra».

Como propuesta final, la presidenta de la Fundación de Familias Monoparentales Isadora Duncan, María García, indicó que «las trabajadoras del hogar, inmigrantes y españolas, tienen que hacer su propio sindicato para defender sus intereses» pues las asociaciones no son reconocidas como interlocutoras en el diálogo social.

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