Indignación por la licencia de armas del presunto asesino, autor de otro crimen

La indignación era la nota predominante ayer en todo el municipio de Valdelugueros. Tras la celebración de un pleno extraordinario convocado por su alcalde, Emilio Orejas, para condenar el brutal asesinato el pasado sábado en Redipuertas de su vecina María del Carmen Fernández, a manos de su primo Avelino Ll. F., los comentarios de repulsa eran constantes.

Los miembros de la corporación municipal del Ayuntamiento de Valdelugueros coincidieron en resaltar la consternación y el miedo que existía en la localidad de Redipuertas el día del crimen cuando el presunto asesino, una vez cometido el delito, huyó para esconderse entre los montes de la localidad de Redipuertas, ya que los propios vecinos decían que «podía incluso tener armas escondidas». Por eso la pregunta que los vecinos se hacían en la calle se trasladó a los miembros de la corporación de Valdelugueros, que coincidían ayer, una vez finalizado el pleno, en preguntarse cómo una persona puede seguir teniendo licencia de armas cuando hace más de treinta años había cometido otro delito de sangre, aunque hubiera pagado por ello.

De todos modos, los habitantes de Valdelugueros, y más concretamente de Redipuertas, quieren pasar página cuanto antes de esta trágica crónica de sucesos y volver a su habitual tranquilidad, eso sí, sin olvidarse de su querida vecina María del Carmen Fernández, que perdió la vida el sábado al recibir en plena calle un disparo ocasionado por su primo, al parecer tras mantener una discusión por unas fincas. El supuesto asesino huyó tras el crimen monte a través y fue localizado por la Guardia Civil en la cueva del llamado Pozo de los Infiernos, donde antes de ser arrestado se autolesionó con arma blanca.

El sospechoso, que está soltero y es muy aficionado a la caza, conoce la zona a la perfección ya que había trabajado como guía turístico en la cueva de Llamazares. Aunque nadie se esperaba este trágico final, las desavenencias entre los dos primos eran bien conocidas entre los pocos vecinos de Redipuertas, ya que incluso se habían intercambiado denuncias.