El macizo donde murieron los mineros ocularmente está intacto y sin derrumbes
El recorrido visual efectuado en el interior del macizo siete del Pozo Emilio del Valle, en el que fallecieron seis mineros el pasado lunes en la localidad de Llombrera de Gordón (León), ha dado como primera conclusión que esta galería se encuentra "intacta, sin derrumbes ni alambreras rotas".
Los 12.000 metros cúbicos de gas grisú que ocuparon su espacio podrían no haber dejado secuelas en la estructura de este macizo, situado a 694 metros bajo tierra, puesto que su situación es idéntica a la de antes del accidente, al menos ocularmente, ha trasladado hoy a Efe el representante de FITAG-UGT del comité de empresa José Antonio Colinas.
Es la información que trasladaron a su vez los técnicos al comité de seguridad formado por trabajadores y por miembros de la empresa, después del primer recorrido ayer por el macizo afectado.
La autoridad minera reunió varios planos y documentación de la motorización que se realizó en este primer contacto con la zona afectada, que ahora se estudiará para determinar las causas del suceso y conocer concienzudamente la situación de la estructura del macizo.
El siguiente paso en la investigación se tomará mañana, cuando la autoridad minera comience a recabar testimonios de mineros que semanas atrás del accidente trabajaron en el macizo siete.
"Por respeto a los heridos, aún no se interrogará a los trabajadores que se encontraban en su interior en el momento del suceso", ha anticipado Colinas.
Una vez cotejadas todas las pruebas que se recojan en el lugar del suceso y evaluados los testimonios de los testigos, será el ente autonómico de Energía y Minas quien determine si el macizo siete se cierra de forma definitiva o tan solo temporal.
De momento y hasta que concluya la investigación, esta zona permanecerá cerrada, mientras que mañana se retomará la actividad minera en los otros dos macizos que forman el Pozo Emilio, el cinco y el nueve.
En cuanto a la posibilidad de que el macizo siete del Pozo Emilio sea cerrado de forma definitiva, los trabajadores se muestran divididos, según ha descrito Colinas.
Hay quienes defienden que el cierre debe ser definitivo después de que se hayan vivido algunas incidencias de seguridad en su interior anteriores al accidente del pasado lunes, aunque siempre de menor gravedad.
No obstante, el comité de empresa sostiene que "con la seguridad como base", se puede continuar trabajando en este macizo controlando los incidentes puntuales que puedan surgir, puesto que ya se sabe que es una zona con más predisposición por ejemplo a "aparecer más gas de lo normal", aunque siempre "era controlado".
Los mineros que defienden que el cierre del macizo sea tan solo temporal basan su opinión en ser conocedores de que su trabajo "conlleva un riesgo", pero el carbón es "lo que les da de comer", ha afirmado Colinas.