Diario de León

Adiós al último mecenas

El cronista oficial de La Bañeza, Conrado Blanco González, fallece a los 92 años. El Pleno le nombra hoy Hijo Predilecto

Conrado Blanco, en una fotografía de archivo.

Conrado Blanco, en una fotografía de archivo.

Publicado por
A.G. Valencia / A. Domingo La Bañeza
León

Creado:

Actualizado:

La Bañeza recibió ayer una triste noticia. Conrado Blanco González, cronista oficial de la ciudad, falleció a los 92 años en su domicilio. Una muerte inesperada que se produjo sobre las once de la mañana en su casa de la calle de El Reloj. Según explicó el alcalde de La Bañeza, José Miguel Palazuelo, el cronista y auténtico divulgador de la historia y la cultura bañezanas se encontraba indispuesto desde hace unos días, pero nada grave.

A su desvanecimiento respondieron quienes le atendían con una llamada al 112, pero el equipo de urgencias médicas no pudo hacer nada por salvarle la vida. Tras conocerse el lamentable suceso, el Ayuntamiento decretó dos días de luto oficial y a última hora de la mañana se instaló la capilla ardiente en el Tanatorio La Cruz, de la avenida de Portugal, donde quienes lo deseen podrán rendirle un homenaje a lo largo del día de hoy hasta que, a las cuatro y media de la tarde, se celebre la misa de funeral en la Parroquia de Santa María, en la plaza Mayor.

Conrado Blanco, nacido en La Bañeza el 18 de diciembre de 1921, fue un hombre de legajos, bibliotecas y ediciones con sabor a confitería, negocio que aún pervive en la ciudad —fundado en 1856 por su abuelo, Hermógenes Blanco—y que heredó de su padre, Conrado Blanco León. Fue éste el que metió las letras en el obrador y no sólo la poesía que se recogió en Melindres poéticos y literarios , sino, también en periódicos de corta vida que aparecieron en la ciudad al vaivén de los acontecimientos políticos en el primer tercio del siglo XX. Será el cronista el que se encarga, muchos años después, en que el satírico El Jaleo forme parte de un buen número de bibliotecas en los hogares bañezanos gracias a una edición facsímil de los pocos números que se editaron.

Se entiende entonces mejor la pasión de Conrado Blanco González por la cultura y su labor de años como mecenas de un buen número de iniciativas culturales.

Matrimonio de archivos

Soldado en África —sirvió en Tetuán—, testigo de la Guerra Civil, en 1970 dejó la confitería para dedicar sus esfuerzos a la investigación histórica y a la consecución de logros para la ciudad, como fue el instituto de Secundaria. El 26 de agosto de 1957 se casó con la bañezana Charo González García. El matrimonio no tuvo hijos, pero permaneció muy unido hasta la muerte de ella, también repentina, el 8 de febrero de 2008. Quienes les conocieron recuerdan el amor que Blanco profesaba a su mujer y fue su desaparición la que, además de sumirle en una fuerte melancolía, le dio fuerzas para continuar su trabajo, ahora en homenaje a ella, con la creación de la Fundación Conrado Blanco. Ayer Conrado y Charo se reencontraron.

Conrado y Charo formaron un tándem perfecto en la investigación de la historia de La Bañeza, en idas y venidas a Madrid y allí donde un archivo pudiese facilitar una pista que seguir del pasado de La Bañeza. Citan como su principal descubrimiento, el Real Arancel que los Reyes Católicos otorgaron a la villa.

En sus archivos han buceado historiadores, periodistas y todos aquellos que han querido conocer el pasado de la ciudad y de la comarca. Finalmente, parte de los fondos terminaron en el Archivo Histórico Municipal Conrado Blanco. En su intensa labor, también colaboró con este periódico con la publicación de un artículo semanal de índole histórica.

Predilección también por La Bañeza, la ciudad que le vio nacer en 1921. A ella, entre otras muchas cosas, le donó un parque con el nombre de su esposa, y de la ciudad recibió el calor de sus paisanos. Fue nombrado cronista en 1977, recibió la Medalla de Plata de la ciudad en 1997 y en el 2006 el semanario local El Adelanto Bañezano le otorgó la Alubia de Oro como Bañezano del Año 2005. Cuatro años más tarde, el Pleno municipal, que hoy le nombrará hijo predilecto a título póstumo, le distinguió con la Medalla de Oro de La Bañeza.

Con Conrado se va el último mecenas de la ciudad, pero queda un amplio legado cultural. Su labor investigadora se refleja en parte en la colección Capiteles para la historia bañezana . A él se debe, además, la publicación de muchos otros libros o la recuperación de algunas tradiciones, como la recuperación del pendón de la ciudad en 2010.

tracking