Pendones bajo la lluvia

Aunque amenazaba lluvia y las gotas hicieron acto de presencia, nada frenó a la Asociación de Pendones Villa de Castrocalbón que se puso la climatología por montera para celebrar la cuarta concentración de enseñas que reunió a cerca de veinte paños. A las once de la mañana y con el cielo encapotado los primeros pendoneros de la localidad y de otros pueblos ya esperaban en la plaza de la Sirenita dispuestos a vestir las varas para dar comienzo al desfile.

Inicialmente las dudas también atormentaron a los organizadores, aunque la tradición estuvo por encima de las adversidades. Así, al ritmo de la dulzaina, el tamboril y las castañuelas los participantes llegados de distintas comarcas comenzaron a marcar los primeros bailes para animar la jornada. Como es habitual se repartiron pastas, arguardientes, orujos y refrescos para coger fuerzas antes de emprender la ruta luciendo los pendones. La lluvia no pudo con la fiesta y aunque se acortó el recorrido, los pendones y pendonetas acompañados por los fieles de los pueblos participantes subieron hasta el Barrio de Arriba de Castrocalbón con los paños que dieron color a un cielo gris propio de otra época del año.

De nuevo en la plaza, los pendoneros emprendieron el último tramo del recorrido hasta el polideportivo. Abriendo el desfile lució el amarillo y azul intenso del pendón anfitrión, pero no faltaron otros fieles como los bañezanos o los provenientes de las comarcas del Jamuz, la Valduerna o la Valdería.

Los niños también participaron de las tradiciones para ir ganando peso como cantenera. Incluso alguna que otra mascota se dejó ver luciendo los colores de su pueblo. Este año, además, los paraguas fueron un complemento indispensable para una fiesta que logró lucir entre las nubes.