crémenes
«El pueblo me hizo marqués»
David Álvarez recibe el homenaje de sus vecinos, que le dedican una calle .
Vecinos y familiares se dieron cita en el homenaje a David Álvarez, en el centro de la imagen.
El marqués de Crémenes, David Álvarez, recibió ayer un homenaje y reconocimientos de los vecinos de su pueblo. El empresario leonés inauguró una calle que lleva su nombre donde está la casa en que nació su madre, por eso recordó que ésta «no será mi calle será la calle de mi madre».
El Rey de España, Juan Carlos de Borbón, le otorgó en mayo el título de Marqués de Crémenes con carácter vitalicio por su dilatada y fructífera trayectoria en el sector empresarial «donde ha destacado por su capacidad de adaptación a las necesidades del mercado y su preocupación por la formación profesional».
El padre Julio Recio leyó unas palabras destacando la figura del empresario leonés natural de Crémenes. «Con este acto el pueblo de Crémenes muestra aprecio y agradecimiento. Su pueblo que le vio nacer, ahora marquesado de Crémenes, le rinde honores por su valiosísimo aporte y méritos en el mundo de la empresa del que hacer cultural, religioso y ciudadano y por su apoyo a la montaña leonesa».
David Álvarez descubrió la placa del nombre de la nueva calle: «David Álvarez Diez Marqués de Crémenes». Se dirigió al público asistente señalando que estaba abrumado y que no le salían las palabras pero que «hable el corazón que éste no se puede detener», precisó emocionado. Manifestó que habían sido los vecinos los que le hicieron marqués de Crémenes. «Sin vosotros yo no sería marqués. Con vuestra amistad, con el trabajo que he visto en mi niñez y adolescencia a vuestros abuelos y padres, han hecho de mí lo que soy. Y por eso me ha dicho el Rey que me concedía este título». Quiso dejar claro que a pesar de que su majestad el Rey le manda usar el nombre de marqués de Crémenes, «yo para vosotros seré siempre David Álvarez. Lo de marqués lo dejaré para las cartas y representaciones». Finalizó su intervención diciendo que no podía seguir hablando porque estaba emocionando y llorando. Los actos finalizaron con una gran comida popular.