Diario de León

LEÓN ■ LA INVESTIGACIÓN DE UN SUCESO

La carta que Mari Trini no escribió

La desaparecida con su bebé hace 30 años dejó una carta inconclusa para su amiga Inés

María Trinidad Suardíaz es la pequeña, al lado de Marité. DL

María Trinidad Suardíaz es la pequeña, al lado de Marité. DL

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ANA GAITERO / ISOLINA CUELI | LEÓN / ASTURIAS
León

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Treinta años después de su desaparición el único rastro de Mari Trini y su hija pervive en la fotografía de su carné de identidad y unas pocas letras sueltas. La fotografía de su carné de identidad, la que sirve al Cuerpo Nacional como retrato de la búsqueda, es la de una joven Mari Trini que hoy tendría 55 años.

De su hija no hay imágenes que se conozcan. Lo más cercano a cómo podría ser la criatura, que en junio próximo cumpliría los 32 años, es la foto de Mari Trini cuando era una niña pequeña, en la que posa con su vecina Marité Cueli, muy cercana a la infortunada familia.

Se criaron juntas y vio marchar a Mari Trini una tarde de verano con su niña en brazos: «Me voy con mi marido, me dicen las monjas que es lo mejor que puedo hacer», le dijo. Y ella le respondía: «La vi marchar con la nena en brazos y le dije: Mira a ver si escribes, no vayas a estar pasándolo mal como la otra vez y no digas nada». Y Mari Trini respondió: «Sí, sí que escribo...»

Pero después de aquellas palabras no ha habido más que silencio y una larga espera de más de 30 años que ahora vuelve a alentar la esperanza con la reapertura del caso por parte del Juzgado de Instrucción número 4 de Gijón y la reactivación de la búsqueda policial, que corre a cargo de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (Udev) del Cuerpo Nacional de Policía de Gijón.

Después de la inspección en la casa de Berbes (Ribadesella-Asturias), última morada que se conoce de Mari Trini, antes de perderse su rastro en la Audiencia Provincial de León el 15 de julio de 1987, queda por saber si la jueza decidirá investigar la charca en la que un vecino aseguró que su marido y padre de la niña, el portugués Antonio María Da Silva, arrojó dos coches por aquellas mismas fechas o dará otros pasos. Es el principal y hasta ahora único sospechoso de la desaparición.

La policía excavó una fosa en busca de los restos de la mujer y la niña. Pero no encontró nada. Salvo los documentos y algunos objetos que ya se había llevado en la inspección previa que hizo la Udev en el mes de noviembre. Entre ellos una carta manuscrita de Mari Trini, en la que pediría a Da Silva que fuera a recogerla a La Casita de las Adoratrices de Gijón, donde pasó cerca de un año antes y después de nacer de su hija.

En la casa de Berbes, dentro de un libro de cocina que lleva el nombre de Mari Trini, y el de su madre, María Antonio Suero, la mujer de la que nada se sabe desde 1987 dejó un papel que es el comienzo de otra carta. Está dirigida a una amiga de Gijón de nombre Inés y parece la respuesta a otra carta.

El papel que empezó a escribir Mari Trini y nunca terminó está fechado un 19 de noviembre, sin determinar el año, en Lué, el pueblo al que fue a la escuela, al lado de Castiello donde vivió con su abuela Feli desde pequeñita, aunque ella nació en Bárzana (Villaviciosa) Todos estos y sólo tiene una línea y media: «Querida amiga Inés: me alegro de que estés bien, yo bien gracias a Dios...».

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