Diario de León

VALDEPIÉLAGO

San Froilán bajó de la montaña para su rogativa

Los romeros suben los 365 escalones, uno por día del año, para poder rogar al santo.

La imagen del patrón descendió los 365 escalones en su fiesta. JESÚS F. SALVADORES

La imagen del patrón descendió los 365 escalones en su fiesta. JESÚS F. SALVADORES

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León

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BARRIO PLANILLO | VALDORRIA

Como viene siendo tradicional cada primer día del mes de mayo, el patrón san Froilán bajó del altar donde que le cobija en su ermita durante todo el año hasta la campiña para celebrar la romería anual que se celebra en Valdorria en su honor. El santo fue venerado y honrado durante la procesión que se celebra a primeras horas de la mañana, que le lleva desde la iglesia de Valdepiélago hasta la localidad de Nocedo de Curueño.

Y es que el buen clima que reinaba ayer en la montaña permitió que la campiña ubicada debajo de la ermita donde se refugia el patrón, fuera de nuevo el lugar para celebrar la eucaristía. Allí, los romeros y devotos se dieron cita para asistir a la homilía, que estuvo presidida por el párroco de la zona, Paco Pérez Rodríguez, y concelebrada por varios sacerdotes, entre ellos, el joven padre Guillermo, último diácono ordenado en la Diócesis de León y que actualmente es el párroco de Puebla de Lillo. Los cánticos religiosos marcaron la misa, al no haber este año pregonero político, como así lo desean los vecinos del municipio de Valdepiélago.

Muchos fieles y devotos fueron los que dejaban ver que la romería-rogativa de Valdorria, en honor a San Froilán, está implantada por el municipio de Valdepiélago y se remonta a un tiempo inmemorial, pero cada año acude el gentío con más tradición y fervor hasta la montaña de Valdorria. Esta romería, muy arraigada en el tiempo, sirve de aliciente para las gentes de otras comarcas que también acuden a la cita para pedir al patrón san Froilán que les libre de las tempestades.

Pero la tradicional romería cerca del cielo, por la ubicación del cobijo de la ermita de san Froilán, también cuenta con una participación activa de los jóvenes, que cada año se reencuentran en el lugar para dar, si cabe, más auge a la fiesta romera.

Desde primeras horas de la mañana los devotos, caminan desde la iglesia de Valdepiélago hasta Nocedo de Curueño, como así lo manda la tradición. Pero también a la hora del mediodía, el pendón de La Mata de la Bérbula se une a la fiesta con un grupo de jóvenes.

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