Diario de León

puesta en valor

Laciana cuenta con dos montes de socios que gestionan 253 hectáreas

Los 140 propietarios de estos terrenos se han unido legalmente para explotar sus recursos.

Vista área de Caboalles de Arriba y de Abajo, rodeados de monte. N.V.

Vista área de Caboalles de Arriba y de Abajo, rodeados de monte. N.V.

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maría carnero | león

Un total de 140 propietarios que suman 253 hectáreas de montes en Laciana se han unido en dos juntas gestoras para poner en valor sus tierras, algo que se conoce con el nombre de montes de socios.

La primera de ellas, la denominada Puerto de Reciello, gestionará un total de 74 hectáreas de montes, pertenecientes a 70 propietarios. La segunda, la del Puerto de la Vega del Palo, implica a otros 70 titulares, que suman 179 hectáreas. Ambos terrenos están en la pedanía lacianiega de Caboalles de Arriba. Ambas han sido ya registradas en el servicio de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León.

Uno de los propietarios y promotor de esta iniciativa, Antonio Rubio, destaca la importancia de estos órganos de gestión para «poner en valor las tierras que en su momento compraron nuestros antepasados, sacarlas del olvido y el abandono, lo que además es muy positivo para prevenir posibles incendios forestales, y darlas un posible uso con el aprovechamiento de sus recursos».

Las juntas gestoras son órganos creados por los copropietarios de un monte con capacidad para administrar y gestionar sus aprovechamientos forestales, energéticos y mineros en régimen de pro indiviso.

Con estas dos nuevas juntas gestoras constituidas el pasado mes de octubre en Laciana, ya son tres los llamados montes de socios puestos en marcha en la provincia, el primero de ellos, en Castropodame, Oencia.

Estos organismos se crean a petición de un conjunto de más de diez copropietarios que acrediten su condición de causahabientes de los compradores iniciales del montes. «Lo más difícil es localizar a los propietarios, ya que en la mayor parte de los casos, pasan de una herencia a otra, y figuran con los nombres de los propietarios originales», comenta Antonio Rubio.

Red de espacios

El proyecto Montes de Socios, promovido desde Soria, tiene entre sus grandes objetivos la creación de una red de ejemplos demostrativos de saneamiento de estos espacios a través de la constitución de juntas gestoras.

En concreto, se pretenden constituir juntas gestoras al menos en las provincias de Soria, Guadalajara, Zaragoza, Asturias, Segovia y León, donde hay una importante concentración de montes en manos de propietario particulares.

La recuperación de los montes de socios mediante el saneamiento de su estado de propiedad, es el primer paso para sacarlos del abandono y ponerlos en valor, permitiendo la creación de actividad y riqueza en los pueblos en los que se asientan, pero sobre todo es un acto de justicia con la memoria de los antepasados y un reconocimiento a su esfuerzo y sacrificio al adquirir y conservar durante más de cien años esos espacios forestales.

Según la web de Montes de Socios, estos colectivos se enfrentan a problemas de diversa índole derivados de la falta de un marco legal específico que los reconozca. Por un lado, la actualización de la propiedad —una vez que se ha roto el tracto sucesorio— es prácticamente imposible y pasa por un proceso complejo y largo. Catastralmente deberían aparecer como pro indivisos en manos de los herederos de los primitivos compradores, pero la actualización de la titularidad no se ha llevado a cabo. En otras ocasiones estos pro indivisos han sido divididos catastralmente según unos coeficientes de propiedad, probablemente derivados de antiguos repartos internos para el aprovechamiento de determinados recursos del monte.

La junta gestora, además de trabajar por una correcta administración del monte, tiene la obligación de velar por los intereses de los propietarios no integrados en la misma, por lo que los beneficios que se generen correspondientes a las partes de la propiedad no esclarecidas deberán ser invertidos en la mejora del monte. En caso de no poder identificarse la propiedad no esclarecida, deberá invertirse en dicha mejora además, al menos el 15 por ciento del beneficio total obtenido por los copropietarios.

La falta de saneamiento del estado de la propiedad deriva en enormes dificultades de gestión y aprovechamiento del monte.

Así las cosas, el estado de muchos de estos montes está muy lejos de lo que sería ideal. Hay casos cercanos al casi total abandono, con lo que eso supone de riesgo de plagas, incendios, etc. La situación es realmente preocupante. Existe una alta probabilidad de que estos espacios, estrechamente vinculados a la vida de los núcleos rurales, desaparezcan. Con ello se perderían también las oportunidades que podrían derivarse de su puesta en valor, especialmente en zonas marginales y de montaña donde no suele haber más vías de desarrollo que las relacionadas con los recursos silvopastorales.

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