Diario de León

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Asaja reclama transformaciones por la pobre calidad del secano

Un informe de la organización subraya que el 40% de la superficie forestal es de matorral

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A. DOMINGO | REDACCIÓN
León

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A pesar de ser la provincia con una mayor superficie de agricultura en regadío, León necesita transformar más hectáreas y una mayor rapidez en la modernización de los sistemas de riego. Lo reclama el sector desde hace años y queda patente en un informe elaborado recientemente por la organización agraria Asaja, sobre el uso y aprovechamiento de suelo en la provincia. Menos tierra de labor y pastos que en el resto de la Comunidad y un secano de baja calidad, que obliga a dejar un 27% de la superficie de cultivo en barbecho —en el conjunto de Castilla y León, la ratio es del 18%— son las razones que mueven a la reivindicación de un regadío de última generación para que el sector agropecuario leonés gane en eficacia y productividad.

De la comparación de usos resulta que León «no es una provincia agrícola, sino eminentemente forestal», apunta el documento, que muestra que la superficie forestal arbolada, con 784.881 hectáreas, un 50% del total, mientras el sector agropecuario no alcanzan el 40%, mientras que en la Comunidad autónoma este uso llega al 58,4%.

Con 331.152 hectáreas, las tierras de cultivo suponen un 21,25%, mientras que 287.074 se destinan a prados y pastizales permanentes, el 18,42%. En las primeras, 86.371 hectáreas son barbecho, «indicativo de terrenos de secano de baja calidad, que no permiten siembras anuales y obligan a la práctica de ‘año y vez’, a sembrarlas un año sí y otro no». Una situación diametralmente opuesta a la de León la representan Burgos, Valladolid y Palencia.

El regadío —117.485 hectáreas— representa el 37,45% de la tierra de labor, el porcentaje más alto de Castilla y León con diferencia, que suma un total de 444.958, con un 12,52%. Se trata de «un dato positivo para León», que permite diversificar los cultivos, la seguridad de las cosechas y rendimientos y rentabilidades más altos, «hasta el punto de poder afirmar que una hectárea de regadío genera tanta actividad como cuatro de secano si este es de calidad media», asegura Asaja. Del total leonés, cerca de «la mitad es ya un regadío modernizado, en el que se riega a demanda mediante pívot, aspersión por cobertura superficial o enterrada o riego localizado».

Sin embargo, pese a la abundancia de agua en la provincia leonesa y, por tanto, con las posibilidades de transformación que conlleva disponer de este recurso, León no se encuentra a la cabeza en superficie de cultivo en regadío, superando su extensión irrigada «provincias como Huesca, Zaragoza, Lérida, Albacete, Ciudad Real, Valencia, Murcia, Badajoz, Jaén, Sevilla, Córdoba y Granada».

Cabe recordar que la sequía de 2017 ha espoleado las solicitudes de modernización de regadío en la provincia leonesa. Trece comunidades de regantes han solicitado el inicio del proceso de mejora de infraestructuras, lo que supondría añadir al regadío modernizado 32.773 hectáreas. Los plazos para la mejora de estas zonas dependerán de las disponibilidades presupuestarias de las administraciones del Estado y autonómica, según han destacado sus responsables.

El informe destaca el «gran valor» de los cultivos leñosos —viñedos y frutales—, con 10.432 hectáreas y un 3,15% de las tierras de cultivo, frente al 2,6% de media en la Comunidad. Los porcentajes son más favorables en las provincias con mayor peso vitivinícola: Valladolid, Burgos y Zamora,

En los prados y pastizales, el informe destaca que la calidad e intensidad productiva no es igual en las 287.074 hectáreas existentes. Este uso se divide en prados naturales, con 29.025 hectáreas de secano y 11.257 hectáreas de regadío; y pastizales permanentes, de los cuales 21.741 hectáreas se ubican en alta montaña, 100.165 se clasifican como pastizal y 124.886 como pastizal-matorral. Aunque Asaja señala que esta estadística es «poco fiable», León es la provincia que más hectáreas de prados y la tercera en pastizales, superada por Salamanca y Ávila. «Prácticamente todos los prados están clasificados como de regadío en Castilla y León». Su extensión alcanza 11.826 hectáreas, de las que 11.257 corresponden a León, «pero hay que aclarar que este es un regadío teórico, pues ni todas esas hectáreas se riegan ni mucho menos hay concesión de agua para las mismas».

EXCESO DE MALEZA

Respecto a las 784.881 hectáreas de superficie forestal, la provincia leonesa suma «la mayor superficie en términos absolutos de matorral, con 311.790 hectáreas», lo que representa un 39,7%, «porcentaje únicamente superado por Zamora, con el 45,53% y 143.907 hectáreas, cuando en el conjunto de Castilla y León representa el 24,81%». Se trata de la superficie con menor valor, que, «por lo general, ocupa terrenos que en su día se destinaron a tierras de cultivo o pastos, y suelen ser los causantes de la mayoría de los incendios forestales».

El estudio subraya «el peso de la superficie dedicada al cultivo de chopos, con 36.459 hectáreas (el 46% de todas las plantaciones de Castilla y León)», las 140.046 hectáreas de coníferas —que solo supera Soria—, y las 279.261 hectáreas de frondosas, «con diferencia la más importante de toda Castilla y León». Otras 17.324 hectáreas de bosque mixto de frondosas y coníferas.

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